
Podemos es el partido y Somos es el sindicato. Sus promotores se han presentado para señalar que el sindicato no es del partido, sino que mantiene semejanzas ideológicas. Un caso análogo al de muchos sindicatos con amplia representación. En esto, hay poca novedad. Las novedades de este atractivo patio de colegio en el que está convirtiéndose la escena política española son muy reducidas en realidad. Y se apoyan solamente en los verbos.
Las novedades políticas y sindicales de este otoño están apoyándose en los verbos: Podemos y Somos. Lo siguiente: ¿Ganamos? ¿Aplastamos? ¿Barremos? ¿Seguimos? Sea como sea, los verbos siempre se utilizan en España de forma equivocada o, al menos, tendenciosamente. Y no me refiero al idioma español, sino al modo en que los españoles usamos los verbos, hablemos el idioma que hablemos.
Yo veo cine erótico, tú miras pornografía, él consume basura, es un ejemplo de lo que digo. Yo juzgo, tú eres parcial, él prevarica o yo dirijo, tú mandas, él es arbitrario. Yo sé, tú ignoras, él es tonto. Así que el verbo, en la boca o en la mente de los españoles, tiene que ver con quien habla y no con la acción. Pasó en Cataluña el 9-N: yo ejerzo mi derecho al voto, tú haces un simulacro, él delinque.
Y en relación con Podemos y Somos, el asunto de los verbos tiene todavía mucha más importancia. Se trata de un partido que sólo puede conjugarse en presente, como indica su propio nombre. Es decir, son formaciones que no tienen pasado. El éxito de Podemos en las encuestas y en las elecciones europeas se debe en una parte muy sustancial a que carece de pasado. No tener pasado en España es el nirvana, la mejor situación posible (no solo para un partido político, sino también, por ejemplo, para un instituto demoscópico o incluso para el hombre del tiempo), porque vivimos en un país en el que tener memoria es, en el mejor de los casos y cuando menos, una descortesía.
La amnesia como virtud
Oscar Wilde dijo que los hombres con futuro le parecían menos interesantes que las mujeres con pasado. Pero Wilde era un talento irlandés que estudió en Oxford y vivió en Londres. Usaba los verbos con propiedad. En cambio nosotros los usamos como si fueran de nuestra propiedad, torciéndoles el contenido, vaciándolos de contenido o generando un significado casi siempre peyorativo si no se usan en primera persona.
Podemos y Somos son primeras personas, pero del plural. Tardarán poco, según mi vaticinio, en aupar a un gran gurú que hable por todos. Ya lo han hecho al nombrar secretario general. A un hombre, por cierto. No podía ser de otra manera porque el partido, aunque sea nuevo, todo lo que inaugura son ya largas tradiciones.
No quieren tener pasado. Por eso irán directamente a las elecciones generales. Porque en cuanto generen un pasado, probablemente, dejarán de tener tanto futuro. Porque ahora, el programa auténtico de Podemos es conseguir votos. Sólo eso. Después, mañana, en ese futuro, Podemos no conseguirá mantener la amnesia como virtud. El pasado es, en realidad, eso que hace que seamos lo que de verdad somos hoy. Es lo que hace interesante a la mujer de la que hablaba Wilde.
Las frases que abren camino y se instalan en un futuro renovado vienen siempre de atrás y se expresan con verbos en pasado. Luther King no dijo "soñamos", sino "he tenido un sueño".
Juan Carlos Arce, profesor de Derecho del Trabajo y Seguridad Social.