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El potencial de las finanzas islámicas

  • Puede ser una oportunidad y dar un impulso a la economía española

Quizás por carecer de actualidad, la economía islámica es bastante desconocida en nuestro país, salvo en círculos muy restringidos. Pocos saben de la pujanza del comercio halal dentro y fuera de los países islámicos. Un término, que, de acuerdo con el Corán, alude a lo que es saludable o recomendable; lo que impulsa una economía industrial y de servicios, donde el turismo, por ejemplo, es hoy el segundo en importancia a nivel global detrás del chino.

Una industria que alcanzó la cifra de 130.000 millones de dólares en 2012. Pero hay más: este concepto, que mueve la economía según las creencias musulmanas, llega actualmente a la moda, al ocio, a la educación, a los medicamentos y, muy especialmente a las finanzas. Una economía impulsada por los 1.600 millones de musulmanes que habitan el planeta, y que, a nivel global, supera los tres billones de dólares de acuerdo con la estimaciones del Instituto Halal.

La banca islámica, por su parte, a diferencia de la capitalista, no tiene como último objetivo la ganancia dineraria per se, sino que se centra en los beneficios que reporta el movimiento del dinero, ya sea en bienes, o en nuevos negocios. De esta manera son varias las formas en que los bancos pueden estructurar mecanismos financieros para cumplir con tal filosofía.

Así, existen, por ejemplo: ijara, donde el banco compra un producto financiero para un determinado cliente a quien luego subarrienda el producto (una fórmula similar al lease back); murabaja, un producto donde se incluyen los márgenes en los costes, permitiendo el abono periodificado por parte del cliente; musaraka, mediante el cual el cliente y el banco constituyen una alianza para llevar a cabo una inversión, pactando de antemano el retorno y las proporciones del resultado esperado; o wakala, que se trata de un acuerdo según el cual el banco trabaja como un agente del cliente, usando su capital en inversiones que se mantienen de acuerdo con la ley islámica (sharia compliant). Una serie de mecanismos muy usados ya en la actualidad por decenas de entidades financieras del Reino Unido para atender a los clientes que demandan este tipo de servicios.

Economías eficientes

Existe, además, la percepción de que la economía de los países productores de petróleo de la zona del Golfo se basa únicamente en el negocio de los hidrocarburos, sin ser conscientes que, hoy, lugares como Dubai tienen una economía muy eficiente, cuyas inversiones, además, se adentran en muchos sectores estratégicos de la economía occidental. Algo que la futura Exposición Universal, que tendrá lugar allí en 2020, demostrará con evidencia.

De acuerdo con los datos de la Cámara de Comercio e Industria de Dubai, los servicios financieros, la logística, el turismo, la construcción y la actividad inmobiliaria han crecido, en plena crisis financiera, un 8% desde 2012, para alcanzar este año un total de 360.000 millones de dólares. Actividades no relacionadas con el petróleo o sus derivados, donde el comercio con India o China, por ejemplo, se mueve en cifras cercanas a los 40.000 millones de dólares con cada uno de estos países.

A lo que hay que añadir el tráfico del Aeropuerto Internacional de Dubai, que movió el pasado año 66 millones y medio de pasajeros: un crecimiento del 15% respecto de 2012; o los 127 millones de transacciones realizadas en el mercado de valores del país, cuyo índice ha crecido un 107% este año. Un mercado que presenta además la oportunidad de invertir en 20 valores del Nasdaq, dentro del FTSE NASDAQ Dubai, que ha tenido, a su vez, un crecimiento del 87% en 2014.

Relevancia global

Para dar cuenta de la relevancia global de la economía de los Emiratos, hay que anotar que la Cámara de Comercio e Industria dubaití recibió, en 2013, a 238 delegaciones extranjeras, con unos 13.500 representantes de empresas foráneas. Una economía que se desarrolla, en lo fundamental, de acuerdo a siete pilares: convertir a Dubai en el centro financiero global de finanzas islámicas; desarrollar industrias globales de acuerdo con la filosofía halal; impulsar el turismo halal; desarrollar una economía digital islámica; convertir a Dubai en la capital del arte y el diseño islámico; establecer en este Emirato el centro de la certificación y de la estandarización de productos y servicios islámicos; y convertir a Dubai en el referente de la educación y de la información islámica.

Según este esquema, Dubai acogerá este mes de octubre la décima sesión del World Islamic Economic Forum, como continuación del primer Global Islamic Economic Summit realizado el pasado año. Actividades que no dejan atrás a las pequeñas y medianas empresas que contribuyen ya hoy con el 45% del PIB del Emirato.

No se crea, sin embargo, que se trata de una economía cerrada a la participación occidental. Bien al contrario, se trata de una oportunidad si se sabe comprender en profundidad su funcionamiento, su cultura y sus intereses. No sólo como lugar para desarrollar inversiones o vender tecnologías avanzadas, como ha sido el proyecto del tren de alta velocidad, La Meca-Medina, sino un eje de la economía global intensivo en capital y abierto a múltiples alianzas. Una oportunidad, sin duda, para dar nuevos impulsos a la economía española.

Eduardo Olier, presidente de Instituto Choiseul España

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