
Si hay algo que caracteriza a nuestro Sistema Nacional de Salud son los principios de igualdad y solidaridad sobre los que se asienta, características que se están viendo perjudicadas por el afán de ajustarnos cada vez más el cinturón.
La situación económica que venimos arrastrando hace años, ha hecho que el sistema sanitario haya sufrido recortes continuamente: hay menos personal, menos medios y mucha menos inversión. Mientras, aumenta la esperanza de vida y cada vez hay más enfermos crónicos y personas mayores que necesitan más recursos. Parece entonces lógico pensar que debemos invertir en salud o el desfase entre lo que necesitamos y lo que tenemos acabará por quebrar este sistema.
Algunas voces anuncian que la sanidad pública ya no será nunca lo que fue y, a menos que nos pongamos manos a la obra, parece que así puede ocurrir. Y es que no es momento de esperar a ver qué pasa sino que debemos remangarnos y empezar a trabajar por conseguir que nuestro sistema, probablemente el mejor del mundo, siga siendo igual de bueno. No hay ninguna excusa que justifique que la sanidad española deje de avanzar o se quede abandonada a su suerte, debemos conseguir una gestión sanitaria eficiente y ser capaces de lograrlo.
Menos recortes y más mejorar la gestión
Para ello, deberíamos ser lo suficientemente inteligentes como para aprovechar los recursos, tanto humanos como materiales, de los que disponemos y servirnos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. No podemos seguir viviendo como en el siglo pasado y, al igual que utilizamos los últimos avances informáticos y tecnológicos para curar a las personas, ¿por qué no usar esta tecnología también para gestionar mejor nuestros hospitales y los gastos que en ellos se producen? Hay varios datos que ponen de manifiesto que podríamos gestionar mejor.
El gasto en farmacia, por ejemplo, supone más del 15% del presupuesto total de un hospital. En tan sólo 10 años el gasto en medicamentos oncológicos, por ejemplo, se ha duplicado y se prevé que en 2070 la atención sanitaria consuma el 30% de la media del PIB de países desarrollados. Esta partida podría reducirse notablemente si se introdujera un modelo de gestión en el que estuvieran implicados médicos, farmacéuticos y pacientes y pudieran valorar, de una forma transversal, cuáles son los tratamientos más eficientes, de forma que cada paciente recibiese el tratamiento que necesitase para mejorar su salud. Hablamos, en definitiva, de dar un paso más en medicina y avanzar hasta los tratamientos personalizados.
Con el ahorro que supondría implantar un modelo como éste en una Comunidad como la valenciana, podríamos poner en marcha el hospital de Lliria y mantener su actividad. Estamos hablando de más de 30 millones de euros al año. Es el momento de plantearnos qué sistema de salud queremos tener. Habrá pues, que definir un plan de medidas efectivas que logren reducir los costes sin alterar los principios que sostienen la sanidad. Si el sistema sanitario español sigue empobreciéndose perderá eso que lo define; equidad, cohesión social, justicia y solidaridad.
Antonio Morrajas, director de operaciones de Porib Gestión.