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Iberia, otro Gibraltar

Hace unos dos años se aprobó la fusión de British Airways e Iberia en IAG. Heathrow sería la plataforma hacia oriente y Barajas hacia occidente. Y en Europa se racionalizarían los trayectos. Lo que no explicaron los administradores de Iberia fue que British Airways era una gran aeronave? con plomo en las alas.

El plomo era el descomunal déficit de sus planes de pensiones y que afectaba tanto a su propia viabilidad como al proyecto IAG? y a Iberia. La envergadura de este déficit en las cuentas presentadas en junio de 2010 era de más de ¡4.550 millones de euros! Mientras, la caja de British Airways a tal fecha era de 967 millones de euros (de los que 406 millones eran obligaciones y no activo libre).

Iberia, en consecuencia, es prisionera del fondo de pensiones de British Airways, y su actividad resulta subordinada a la de la compañía inglesa, ya que es ésta quien domina en la resultante IAG. Y así se entiende que British Airways crezca e Iberia decrezca.

España no puede depender de decisiones británicas sobre nuestras comunicaciones con Iberoamérica. Iberia es ya una compañía subordinada y la T4 de Barajas será el segundo aeropuerto de Londres? para dar viabilidad a las obligaciones de British Airways con sus jubilados. En realidad, British Airways es un gran fondo de pensiones, una compleja compañía de seguros que tiene asociada una aerolínea. La huelga de los trabajadores de Iberia -de todos, desde personal de tierra a pilotos- no es por mejores sueldos o más privilegios, sino por la propia supervivencia de la estructura Iberia: de sus servicios y de sus líneas. El Gobierno no se enfrenta a una crisis laboral ni puntual en la actividad aeronáutica, sino a un verdadero reto que afecta a nuestra relación con América y al futuro propio de la plataforma España (Barajas) como hub internacional. Si ya padecíamos un Gibraltar territorial y financiero, ahora tenemos un segundo aeronáutico.

Javier Nart. Abogado.

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