
España, como el resto del mundo, está sumida en una crisis sin precedentes. Una parte de la misma tiene que ver, obviamente, con la mala situación económica, pero hay otra parte, no menos importante, que tiene que ver con el miedo. Miedo a apostar por nuevos negocios, miedo a confiar en las ideas innovadoras, miedo a contar las cosas como son, miedo a comunicar.
Y precisamente comunicar es un elemento tan importante como las inyecciones de capital para superar la convulsión financiera que zarandea los pilares de la economía mundial desde hace ya varios años.
Una estrategia informativa profesional
Es cierto que comunicar es un dardo que puede ir contra nosotros si cambia el viento, pero si se establece una estrategia informativa profesional, el viento se convierte en brisa y se puede manejar para acertar de pleno en la diana. No se trata de manipular, como muchos piensan, sino de que el mensaje que se desea comunicar llegue a quien se quiere, en el momento justo y de la manera correcta.
Después de veinte años trabajando en este sector, he visto muchos casos prácticos que demuestran que el párrafo anterior es una verdad irrefutable: en Entelgy logramos posicionar una compañía que partió de dos personas en la gran multinacional que es hoy en día, lanzamos el primer iPhone en España de la mano de Telefónica -fue un éxito total en ventas-, con SCR conseguimos que la gente viera a los registradores desde otra perspectiva, moderna, dinámica... y trabajamos las estrategias de comunicación de políticos que acabaron convirtiéndose en ganadores en las urnas.
Rajoy, Rubalcaba y la sociedad entera
En este sentido, la política muestra en muchos casos carencias comunicativas. Y si no, analicemos la estrategia del Ejecutivo en los momentos anteriores y posteriores a que se conociera el tan cacareado rescate de la banca. No hay que ser un lumbreras para descubrir imprevisión, dudas a la hora de comunicar la necesidad de ser rescatados, imprevisión, poca consistencia en el mensaje?
El mismo menú puede servirse para la oposición. Rubalcaba mantiene el clásico mensaje de quien no detenta el poder: ruidoso pero poco constructivo. El líder del PSOE tampoco encuentra aliados entre su equipo directo, que hace gala de mensajes heterogéneos y dispersos como una bandada de pájaros después de la estruendosa perdigonada del batacazo electoral.
Más coordinado parece sin embargo el mensaje de los españoles. La coral de cánticos que reclaman soluciones concretas a la crisis, y que los culpables de la misma sean sometidos a la imparcialidad de la justicia, es incontestable y totalmente independiente a la afinidad ideológica del ciudadano. A esos mensajes hay que contestar de forma clara y consistente. Al fin y al cabo, de eso trata la comunicación. No lo digo yo, sino la Real Academia Española, en dos de sus acepciones: "Comunicar es el acto de transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor" y también "descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo".
Comunicar como forma de diversión
Dejando al margen las miserias de la crisis, es innegable que comunicación es sinónimo de diversión. Parejas de enamorados sonriendo en bancos mientras se cuentan el devenir del día, niños sobre la arena de parques narrándose aventuras increíbles y, por qué no, empresas compartiendo con medios de comunicación y comunidades online sus novedades y proyectos de futuro. En esta profesión los egos, que existen, no tienen futuro por eso se hunden y se están hundiendo grandes agencias de este país, el Ego y el trabajo en equipo no son compatibles.
Lo mejor es que muchas de esas grandes compañías confían en agencias españolas para compartir esos ratos de diversión y profesionalidad. Hace años esto era algo impensable. El socio elegido siempre era norteamericano -gentilicio que se viste de esmoquin sólo con ser pronunciado- y sus honorarios, desorbitados.
Ahora hay un caldo de cultivo mucho más enriquecido en nuestro país. Hay centenares de agencias, unas especializadas en sectores concretos, otras más generales, unas más económicas, otras menos, unas que distinguen entre la comunicación online y offline, otras que lo ven como un todo?
Al final, las que sobreviven son curiosamente aquellas que mejor se comunican con sus clientes. Suele ser un error muy común trabajar la comunicación sin mantener cercanía con la empresa, sin conocerlo a fondo para saber cuál es el mensaje y asesorarle desde el conocimiento exhaustivo. El error es descuidar la comunicación con el cliente, porque el mensaje luego no será el correcto. El error es el mismo con el que he arrancado esta columna. El error es tener miedo a comunicar.
Enrique Pascual González-Babé, Consultor de Comunicación.