Canal Guia Repsol

Blancos, rosados y cavas: los mejores vinos para recibir el otoño

La mejor selección de vinos como aliciente para comenzar el otoño.

Ahora que llega el otoño, la mejor forma de despedir el calor del verano es la degustación de los mejores caldos. A través del libro 10 vinos para el 2010, del sumiller David Seijas, la Guía Repsol recomienda la más variada selección para disfrutar del jugo de la uva.

En el abanico de colores, sabores y temperaturas de los vinos que recomienda este libro hay un sinfín de matices que van desde la variedad de la uva, la añada y el suelo en el que crece; hasta su crianza y su coupage.

Cuando el frío todavía no ha hecho su aparición es momento de elegir cuál es el caldo ideal de cada uno, sabiendo los elementos motivadores que incluyen todos. La extensa alternativa vinícola se postula con con vinos blancos, rosados, cavas y algún tinto joven. Sólo hace falta tener a mano una cubitera y las copas que sean precisas.

El encanto del rosado es su elaboración

La primera recomendación es el vino rosado, un caldo que históricamente ha tenido mala fama porque se acostumbraba a hacerlo mezclando vino blanco y tinto, cuando se trata de un tinto más claro (con menos intensidad y taninos) porque la piel de la uva tinta se ha dejado poco tiempo en contacto con el mosto.

La temperatura ideal para beber un rosado oscila entre los 14 y 16ºC (más fresco que el tinto). Se puede servir en copas de blanco y de tinto; eso sí, de cristal transparente para aprovechar su color (que puede variar desde un rosa muy tenue hasta un rojo). Los rosados son fantásticos porque pueden estar presentes desde el aperitivo hasta el plato fuerte.

Dos D.O. excepcionales para este caldo son Penedés en Cataluña y Navarra.

Un blanco si el calor no se va

Si el otoño aparece cálido y la caída de la hoja se resiste, el vino blanco puede ser la mejor opción para estirar todo lo posible el verano. Para saborear toda su excelencia debe beberse a una temperatura de entre 8 y 10ºC (no más frío, para no correr el riesgo de que pierda aroma y sabor).

El calor siempre reclama un buen vino blanco, pero es bueno seguir un consejo: no hay que llenar demasiado la copa para que el vino no se caliente. Siempre es mejor rellenar las veces que haga falta.

La misma recomendación es aplicable al cava, que debe servirse muy fresco (entre 6 y 8ºC), en copas especiales que son muy estilizadas para dejar subir el hilo de burbujas hasta la superficie. Es ideal durante el aperitivo, con pescados frescos o en conserva, y nunca debe enfriarse en la nevera, sino con abundante hielo y agua.

A lo largo y ancho de la península se pueden encontrar una amplia variedad de D.O. Desde Monterrei, Rías Baixas, Ribeira Sacra, Ribeiro y Valdeorras en Galicia hasta Alella, Costers del Segre, Empordá, Montsant, Priorato, Terra Alta en Cataluña; Pla i Llevant (Mallorca) en Baleares, Vinos de la Tierra Costa de Cantabria y Jerez-Xérèz-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda en Andalucía.

Un tinto joven

No por ser el más clásico y tradicional de los tres caldos pierde intensidad y clase. Los tintos jóvenes (aquellos que no han envejecido en barrica) son muy frescos y pueden beberse a unos grados menos que los tintos crianza, reserva y gran reserva para resaltar su frescura (entre 12 y 15º C).

Las recomendaciones oscilan entre la D.O. Rioja y la D.O. Priorato.

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