Empresas y finanzas

Michael O'Leary, el cazavampiros del bajo coste

Michael O'leary, director general de Ryanair, ha anunciado que su empresa abrirá una nueva base de operaciones en España en 2007. Foto:Fernando Villar
El director general de Ryanair se mofa de un piquete sindical que quería reventar un acto.

Michael O'Leary ha nacido para provocar. El director general de Ryanair es conocido por sus excentricidades y por sus ataques a la competencia pero ayer se volvió a superar. Fue capaz de atender a los medios con una educada sonrisa mientras ignoraba con sarcasmo a los sindicalistas de CC OO concentrados a la puerta del hotel para reventar la rueda de prensa.

La situación era esperpéntica.
El piquete informativo estaba a cinco metros del salón haciendo ruido con la sirena del megáfono y gritando consignas contra el directivo por su política laboral. "¡O'Leary, mentiroso!, ¡Pirata Aéreo!", decían.

Lejos de enfadarse,
el director general de la aerolínea irlandesa de bajo coste agradecía una y otra vez el caluroso recibimiento de los sindicatos "porque atraen a más medios de comunicación y es publicidad para la compañía". Tal vez, su flojo castellano le impedía entender varias alusiones a su familia pero es un especialista en el marketing transgresivo, como demuestra en sus apariciones públicas.

Así es Michael O'Leary.
Un hombre que mezcla su correcto inglés de narrador de película de Walt Disney con su no tan correctos modales. Bebe de la botella de agua que le sirve el catering del hotel, muerde los bolígrafos y va vestido con unos vaqueros gastados y con una cazadora Bomber propia de un adolescente, no de un hombre atrapado por las canas.

La llegada al escenario ya prometía.
Se abrazó a un actor vestido de vampiro y entre los dos sujetaban un cartel de Iberia: una imagen que por sí misma vale ya más que mil palabras. Durante dos minutos se dejó querer por los fotógrafos con poses macabras. Por si acaso alguien no había captado el mensaje, lanzó un dardo envenenado que también daba de lleno a la línea de flotación de la empresa española. "Las compañías de bandera atracan a los pasajeros", espetaba.

Casado y con un hijo, los 45 años que ha cumplido O'Leary no tienen desperdicio. Estudió en el Trinity College de Dublín pero no llegó a graduarse. La suerte le sonrió cuando entró como consultor de cuentas en KPMG: su jefe era Tony Ryan, el que luego fundara Ryanair.

Ahora la fortuna personal del hijo mayor de una familia de seis hermanos supera los 460 millones de dólares: es de los veinte irlandeses más ricos. Pero gasta poco en su ratos libres. Le gusta montar a caballo, ver rugby y jugar a ser granjero.

En su manual del buen marketing
también se incluye el "pregúntame lo que quieras que yo te contestaré lo que me de la gana". Si el periodista le interroga, como ayer, por los problemas con los sindicatos de tierra, él acaba con el interrogatorio desde el primer momento con un rotundo "no hay conflictos".

Y si eso no funciona también está el plan B:
meterse con la competencia para distraer la atención lejos del problema principal. Como ejemplo, una de las píldoras que soltó ayer: "A los directivos de Iberia les va a dar un ataque al corazón cuando vean nuestras tarifas en Barajas".

Aunque parezca mentira, también le dio tiempo para dar noticias, que era a lo que había venido. Ryanair abrirá una nueva base de operaciones en España en 2007 y tiene cinco ciudades candidatas. "¿Cuáles son esas localidades?, osó preguntar un redactor. La respuesta no defraudó: "No te voy a dar los nombres". Vamos, como diría Ronaldo al árbitro, es un fenómeno.

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