
El cierre de la venta de Catalunya Banc a BBVA deja un agujero para el Estado de 11.724 millones de euros. Se trata del mayor quebranto para las arcas públicas en una sola operación desde que se inició un rescate de entidades donde el Gobierno ha comprometido 56.181 millones y da por perdidos 40.300 millones.
La colocación se selló formalmente ayer con la transferencia al grupo presidido por Francisco González de la propiedad sobre un 98,4 por ciento de la nacionalizada a un precio de 1.165 millones.
La factura final ofrece al Fondo de rescate (Frob) un valor positivo de la franquicia de 328 millones, tras haber desgajado de su perímetro una cartera crediticia de 6.392 millones de nominal para optimizar la subasta. Este portfolio lo colocó a Blackstone en una sofisticada operación de titulización, donde este fondo aportó 3.598,4 millones y el propio Frob inyectó otros 524,9 millones, cuya recuperación solo se materializará si el vehículo logra enajenar dichos préstamos tóxicos con rentabilidades superiores al 13 por ciento.
Previamente el Estado había aportado 12.052 millones en varias operaciones para salvar a Catalunya Caixa de la quiebra. En total, el saldo de ayudas excedió así a los 12.600 millones frente a los 17.000 millones que hubiera costado proceder a la liquidación de la firma.
Ayudas de 12.600 millones
La enajenación de la enseña queda totalmente resuelta con la asunción de la propiedad por parte de BBVA, que materializó la toma de control con el nombramiento de la cúpula. Al frente y con el cargo de presidenta, sitúa a Cristina Parias, quien simultaneará responsabilidad con la dirección de la red minorista en España y Portugal del grupo, y sustituye a José Carlos Pla.
El consejero delegado, virtualmente director de la franquicia, será Xavier Queralt, el histórico responsable de la territorial del banco azul y al que se le encomendó la reciente integración de Unnim, adjudicada igualmente en subasta pública.
BBVA se impuso por sorpresa el pasado verano al Santander y CaixaBank con la oferta más atractiva por Catalunya Banc.v El grupo vasco comprometió hasta 1.187 millones, condicionados a tener blindada su posición frente a determinadas contingencias.
ELa mayor exposición correspondía a la potencial indemnización por ruptura de la alianza en seguros, saldada en 606,8 millones a favor de Mapfre por el Frob y el colchón de provisiones acumulado por la entidad nacionalizada. Otras garantías protegen a BBVA de quebrantos ante litigios por productos híbridos, eliminación de la cláusula suelo o desfases en los precios de los activos evacuados a la Sareb.
La intención declarada por BBVA es mantener la entidad con marca independiente durante un tiempo. Algo que no impedirá reestructurar su posición en Catalunya. La entidad ahora adquirida suma 730 sucursales y 4.676 personas en plantilla. El grupo vasco ha evitado detallar qué ajustes proyecta, pero sí adelantó que destinará 450 millones para encarar la reorganización.
BBVA confía incrementar en 300 millones el beneficio a partir de 2018 con la incorporación bajo su paraguas una entidad con una dimensión de 63.000 millones en activos.