
Banco Santander y BBVA empiezan a soltar lastre inmobiliario. La recuperación económica ha permitido a los dos grandes reducir por primera vez la cartera de pisos y suelo adjudicada por el impago de deudas, tanto de promotores como de particulares.
Los dos mayores grupos financieros del país consiguieron frenar la entrada de inmuebles en su balance y acelerar la salida gracias al impulso de las ventas. Así, el grupo cántabro ha disminuido el valor bruto de estos activos en un 1,8%, hasta los 7.851 millones de euros. Una vez descontadas las provisiones para ajustar los precios a la situación del mercado actual, el volumen se limita a poco más de 3.500 millones.
Por su parte, el banco que preside Francisco González ha disminuido el stock en un 4,9%, hasta los 13.016 millones. Tras aplicar las dotaciones correspondientes, el valor de su cartera inmobiliaria alcanza 6.131 millones.
Impulso de las ventas
Esta bajada de los activos en las dos principales entidades se ha producido en un momento de estabilidad de los precios, que parecen haber tocado fondo después de caer un 40% en los últimos siete ejercicios. Esto, unido a las elevadas provisiones, que en su caso cubren entre el 53% y 55% del valor bruto ha permitido a ambos vender, sobre todo, en la segunda mitad del pasado ejercicio, sin asumir pérdidas adicionales.
El aumento de la comercialización de pisos e, incluso, algún terreno, coincide además con la guerra desatada en 2014 en el segmento hipotecario. Las entidades han puesto en marcha campañas para colocar a precios más atractivos créditos para la adquisición de viviendas, incluidas las suyas.
Diferente estrategia
La estrategia inmobiliaria del Santander y BBVA difiere y, en ambos, empieza a dar sus resultados después de haber ido engordando año tras año su cartera de adjudicados por la imposibilidad de empresas promotoras y familias a pagar las deudas contraídas.
Santander, como buena parte de los bancos españoles, ha cedido la gestión de estos activos a Apollo. El grupo cántabro vendió al fondo el 85% de su plataforma inmobiliaria Altamira, por la que cosechó importantes plusvalías con las que reforzar su capital y transferir la administración de todo el stock a una empresa especializada, que acaba de adjudicarse la gestión de un lote del banco malo o Sareb para los próximos ejercicios.
El plan de BBVA es distinto. La entidad con sede en Bilbao ha preferido mantener la administración de todos estos activos improductivos de manera directa, a través de su filial Anida.
Pese a que los precios se han estabilizado y en gran parte de las operaciones de venta ya ganan algo de dinero tras descontar las dotaciones, las áreas inmobiliarias de ambos bancos siguen lastrando sus cuentas de resultados. En estas divisiones se incluyen no sólo los pisos adjudicados, sino también los créditos concedidos a compañías relacionadas con el sector del ladrillo. En el caso del Santander, el departamento inmobiliario registró unas pérdidas de casi 600 millones, un 8,2% menos que en 2013. En el del Popular, los números rojos se elevan a casi 800 millones.
Ambos esperan que dentro de dos ejercicios estas áreas empiecen a dar algún tipo de rendimiento positivo y prevén en un lustro haya desparecido el stock o se haya reducido a la mínima expresión. En el caso de los créditos al promotor, los descensos fueron más acusados, de dos dígitos, que en los inmuebles debido a las desinversiones realizadas en el mercado mayorista.