
El segundo mayor banco japonés, Sumitomo Mitsui, ha decidido apostar de nuevo por España. La entidad acaba de abrir una sucursal en el centro financiero de Madrid con el objetivo de ofrecer servicios bancarios a sus clientes.
El banco sigue así los pasos de otros grupos que se han instalado recientemente, como el venezolano Banesco o los también asiáticos ICBC y Bank of China. El modelo a seguir por el nipón es similar al de estos dos últimos, poco a poco.
Hasta ahora, Sumitomo contaba con una oficina de representación, que mantiene desde principios de los 2000, varios ejercicios después de haber cerrado todas sus instalaciones en España a finales de la década de los noventa. Con este centro ha explorado la búsqueda de oportunidades.
Ahora, pretende aprovecharlas al calor de la recuperación económica de nuestro país. La intención del banco japonés es desarrollar todo tipo de negocio bancario, pero se centrará en un primer momento en los servicios aparejados a las relaciones comerciales entre las empresas españolas con Asia, y la conexión de estás con Latinoamérica, y la banca corporativa, principalmente.
Para poner en marcha este proyecto ha fichado a Santiago Puente Pérez-Villamil, hasta este verano asesor de la Cámara de Comercio para los planes de financiación, reestructuración y turismo.
Este ejecutivo es conocido en el sector financiero. Ha trabajado en JP Morgan y en el Santander, tras su paso por la filial hispana de NatWest. En el grupo cántabro trabajó en el área de oficinas de representación y en el área de financiación a la exportación, para los mercados de Latinoamérica y Asia.
La sucursal de Madrid es la novena que inaugura en Europa. Sumitomo, con más de un billón de euros en activos, opera ya en Irlanda, Reino Unido, Francia, Alemania, Holanda, Bruselas, Italia y República Checa. Hasta ahora, la operativa en nuestro país lo hacia desde Londres, aunque los trámites con clientes se hacían desde la oficina de representación.
Su desembarco se produce al final de la reestructuración del sector financiero español, que ha dado entrada a nuevos actores extranjeros, pero que ha supuesto la mayor concentración de su historia por la crisis de las cajas de ahorros. Pero al tiempo que se han incorporado nuevos grupos, la banca minorista, es decir, para particulares, ha quedado prácticamente en manos de grupos españoles tras la retirada de Citibank y Barclays.
La mayor parte de los bancos foráneos centran su actividad en nuestro país en nichos de negocio, como la banca privada y la corporativa, además de para los movimientos de tesorería y movimientos comerciales.