
Que se preparen los consumidores españoles. La oleada de compras de compañías de telecomunicaciones repercutirá negativamente en su bolsillo, pero mejorará la calidad de las conexiones y servicios. Así lo apuntan los analistas y expertos consultados por elEconomista, entre ellos algunos representantes de Telefónica, Vodafone y Orange.
"Lo que es bueno para el hígado, es malo para el bazo", argumentan, para así destacar que lo positivo para unas cosas resulta perjudicial para otras.
Lo cierto es que el ritmo actual de compras y ventas nunca se había producido con semejante intensidad en el universo de las telecos.
"Es un locura, una bendita locura", dice un abogado de uno de los bufetes que participan en el proceso de consolidación. El recuento es prodigioso: Telefónica compró ayer a Vivendi su filial brasileña GVT y días atrás hizo lo propio con la española DTS (Canal+) y la alemana E-Plus; Vodafone adquirió el pasado julio Ono y poco antes hincó el diente a la alemana Kabel Deutschland.
A lo anterior se añade Orange , que esta semana lanzó una opa amistosa sobre Jazztel. Aunque digan lo contrario, ninguno de los tres grandes operadores españoles se considera saciado. En el mercado español coinciden varias oportunidades apetitosas, como Yoigo y las cableras del norte (la vasca Euskaltel, la asturiana Telecable y la gallega R).
De esa forma, la fiebre que sacude al conjunto del sector arroja dos lecturas antagónicas. La amable es que se favorecerá la inversión y el despliegue de infraestructuras de nuevas redes, ya sea fibra óptica o 4G. Lo perverso del asunto es que la tradicional guerra de tarifas, con precios siempre a la baja, está llamando a la tregua.
En los cinco últimos años, el negocio español de las telecos ha visto menguar sus ingresos más del 18 por ciento. Y eso ha permitido, por ejemplo, que el gasto medio en el paquete cuádruple de telefonía y banda ancha (fija y móvil) se redujera el 25 por ciento el año pasado respecto al anterior. En concreto, la tarifa media de esos servicios fue de 42,8 euros al mes por hogar, mientras que en 2012 la misma contratación suponía un coste medio para cada familia de 57,6 euros mensuales.
Ahora bien, según ha podido saber elEconomista de fuentes de los principales operadores, todo apunta a que el ritmo frenético de descuentos dará paso a un periodo de cierta estabilidad. El impacto sobre los consumidores de ese escenario de reducción de número de operadores "acabará con lo que se daba, porque los actuales descuentos son suicidas, y ya no se pueden bajar más los precios", coinciden los grandes del sector.
A partir de ahora, añaden las mismas fuentes, "las grandes telecos europeas que han realizado importantes esfuerzos en adquisiciones multimillonarias pensarán más en recuperar sus inversiones, antes que en deteriorar sus márgenes comerciales a golpe de promociones salvajes". "Esperemos que llegue un momento de cordura colectiva, en la que necesariamente también deben participar los reguladores", apuntan los analistas.
Precisamente, la presencia en España de tres de los principales actores del negocio europeo de las telecomunicaciones (Telefónica, Vodafone y Orange) convierte el mercado español en el centro neurálgico de la consolidación de esa industria, en una especie de laboratorio donde calibrar el impacto de las adquisiciones.
Se garantiza la inversión
La fiebre de compras de las telecos representa una excelente noticia para los clientes particulares, al menos en el medio y largo plazo. Los observadores consultados consideran que, una vez que las compañías compradoras digieran las operaciones en curso, "los operadores dispondrán de musculatura suficiente para afrontar los retos inversores que les espera en fibra y 4G".
El destino inmediato de las telecomunicaciones pasa por las redes de nuevas generaciones. Las de fibra óptica y las de4G. Estas infraestructuras ya están moviendo las economías del mundo. "La conectividad permanente, y siempre de gran calidad, ya es un requisito indispensable para cualquier negocio acorde con los tiempos que corren", explican.
Los representantes de Orange asumen que las grandes telecos tradicionales tienen que hacer frente a "un mercado con caída de ingresos y de rentabilidad desde hace años, con una competencia feroz en precios, avivada por el auge de la convergencia y la evolución hacia el modelo SIM only (con tarifas de móvil sin terminal asociado), y en un momento de grandes ofertas de bajo precio", según retrató Federico Colom, director financiero de Orange España, en el Encuentro de las Telecomunicaciones de Ametic, celebrada este septiembre en la UIMP de Santander.
Por su parte, la asociación de consumidores Facua ya puso el grito en el cielo esta semana al indicar que las operaciones de compra de Ono por Vodafone y de Jazztel por Orange resultarán "negativas" para los usuarios. En su opinión, esas integraciones "reducirán la competencia" en el sector. Según se desprende de una nota de prensa que distribuyeron esta semana, la misma asociación de consumidores indica que estas dos operaciones "suponen la vuelta al dominio casi absoluto del sector en España por tres multinacionales": Movistar, Vodafone y Orange. También considera que "supone una peligrosa práctica de concentración en el sector que tendrá efectos negativos en los usuarios al reducir la competencia".
Un negocio en horas bajas
La caída de los precios lleva sacudiendo las cuentas de las compañías desde hace cinco años. Así, el año pasado, el sector facturó un 7,2 por ciento menos que en 2012, con un total de 31.900 millones de euros según el boletín estadístico trimestral elaborado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Asimismo, los ingresos por servicios finales descendieron el 6,8 por ciento, y las ventas mayoristas cayeron el 8,3 por ciento. Todo fueron disgustos. Los ingresos en comunicaciones fijas descendieron un 7,9 por ciento, hasta los 9.079 millones, mientras que los ingresos en comunicaciones móviles cedieron un 11 por ciento, hasta los 10.888 millones de euros.
El impacto de las fusiones en la competencia está ahora por ver. El nivel está muy alto tanto en telefonía móvil como en fija. De esa forma, el año pasado se portaron (cambiaron de compañía pero conservando el número antiguo) más de 160.000 números fijos y unos 560.000 números móviles cada mes.
Ante el nuevo rumbo que adopta el sector, las compañías miran con recelo a los reguladores. Hasta la fecha, todo son reproches por parte de las telecos, ya que consideran que la regulación es "anticuada y demasiado enfocada en proteger al consumidor a corto plazo, pero penalizadora de las inversiones", añadió Colom.
No obstante, algo comienza a cambiar en el seno regulatorio de Bruselas, como lo demuestra el visto bueno de las operaciones del sector en Austria y Alemania, protagonizadas por la hongkonesa Hutchinson y la española Telefónica, respectivamente. A pesar de los pesades, ambos grupos han recibido el visto bueno de la Comisión Europea para realizar sus compras a cambio de cesiones de espectro radioeléctrico, algo razonable tanto para las compañías afectadas como para el resto del mercado.
En los mercados con cuatro operadores ahora sobra uno
La tendencia es imparable. Los mercados con cuatro operadores buscan cómo reducir el número a sólo una terna. Ocurre en España, Alemania, Austria, Reino Unido, Italia, así como en Estados Unidos y China. Es el signo de los tiempos. Nunca se habían producido tantas compras de compañías de telecomunicaciones en tan poco espacio de tiempo. Tras la compra de Ono por parte de Vodafone y la reciente oferta de Orange por Jazztel, la ofensiva podría tener continuidad con otros movimientos corporativos, con Yoigo y los operadores regionales de la cornisa cantábrica en el escaparate: la vasca Euskaltel, la asturiana Telecable y la gallega R.
Al margen de los anteriores, convivirá un ejército de operadores móviles virtuales que también estarán llamados a consolidarse. El más activo en esa estrategia ha sido MasMóvil, fusionado con Ibercom, y capaz de absorber Quantum y comprar a sus The Phone House. La tendencia no se limita a los mercados nacionales sino que también podría hacerse extensivo en el ámbito continental. En la actualidad existen cuatro grandes jugadores europeos: Vodafone, Telefónica, Orange y Deutsche Telekom, mientras que en un escalón inferior compiten el resto en una situación de clara debilidad: Portugal Telecom, Telecom Italia, KPN y Telia Sonera.