
La banca otorga 109.114 millones en siete meses y abarata el préstamo en todas sus modalidades.
El crédito ha tardado cinco años largos en mostrar indicios firmes de recuperación, pero ya comienza a coger tracción de forma clara. La financiación a pymes y a hogares ascendió a 109.114 millones de euros en los primeros siete meses del año, cifra que rebasa en un 9,31 por ciento la prestada en igual periodo del pasado ejercicio. La actividad se acelera en relación al 8,53 por ciento de progresión interanual acumulada el mes previo y coge distancia del 7,76 por ciento contabilizado hasta mayo, de acuerdo a las estadísticas del Banco de España.
El verdadero empuje lo experimenta los fondos otorgados a empresas en operaciones por importes inferiores al millón de euros, normalmente asociadas a las pymes, que se han convertido en el campo de batalla donde la inmensa mayoría de entidades pugnan por hacer clientes. El nuevo préstamo de estas características ascendió a 83.974 millones entre enero y julio, lo que supone un aumento del 6,69 por ciento (bate igualmente al 5,61 por ciento de junio y el 4,71 de mayo).
Empuje decidido en hipotecas
La disposición de recursos en favor de familias, a través de hipotecas y crédito al consumo, ascendió a 24.924 millones. Crece el 19,21 por ciento, una progresión en la que lleva instalada, con escasas variaciones, desde el arranque del año. Y es que fue con el inicio de 2014 cuando la actividad hipotecaria registró sus primeros, aunque tímidos, repuntes, después de cinco años de caídas dramáticas por el pinchazo inmobiliario. El crédito al consumo fue el primero en dar señales de mejora casi en el estreno del ejercicio 2013 y el pasado otoño empezó a fluir también la financiación hacia pymes, aunque con gran cautela.
El despertar hipotecario es el más reciente, si bien ha cogido una fuerza inesperada. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de hipotecas constituidas subió un 19 por ciento en junio en relación al mismo mes de 2013. Hay que echar atrás cuatro años el contador para encontrar un empuje así. Otros indicadores del INE que respaldan que algo está cambiando es que el número de hipotecas se incrementaron en 14 de 17 autonomías y los bancos prestan un 20,5 por ciento más en las operaciones.
Otro elemento que constata que la financiación fluye es que su precio se abarata, gracias a que la banca nada en liquidez y fondea recursos a los precios más bajos de su historia, pero también por efecto de la incipiente competencia. En hipotecas, por ejemplo, el tipo medio en las nuevas operaciones era en julio del 3,08 por ciento TAE, frente al 3,32 por ciento de enero, cuando se anunciaron las primeras campañas. La tasa se desliza del 9,63 al 9,38 por ciento en el crédito al consumo y las pymes son las grandes beneficiadas de esta rivalidad: la TAE de la nuevas operaciones desciende del 5,42 al 4,93 por ciento. Aún así dejan 200 puntos básicos más que los préstamos a grandes corporaciones o hipotecas, de ahí el interés por prestar a pymes.
El préstamo total cae un 7%
Sin embargo, el flujo total de financiación a la economía aún cae un 7,36 por ciento por el desplome del 18,05 en grandes corporaciones. El Banco de España justifica esta tendencia en la predilección de las sociedades, sobre todo las de mayor dimensión, por captar recursos con emisiones de deuda a precios muy económicos, y diversificar así sus fuentes de financiación, dependientes en exceso del crédito bancario.
En el sector hay discrepancias sobre el momento en el que cambiará la tendencia y el stock volverá a crecer. El Santander espera que el quiebro sea este año, pero BBVA o Analistas Financieros Internacionales (Afi) lo aplazan a 2015 o 2016.
A efectos prácticos, lo relevante es que el grifo se ha abierto gracias a la confluencia de varios factores: una ligera reactivación del consumo e inversión con la recuperación económica; que la morosidad comienza a bajar; y que las entidades han dado carpetazo al ejercicio de saneamiento y recapitalización que les consumió 270.000 millones desde 2008, y ahora quieren prestar.
Las entidades desean captar clientes y negocio para mejorar su raquítica rentabilidad y han puesto en marcha la maquinaria. Sin embargo, la estrategia aún es conservadora por la inminencia de las pruebas de resistencia del Banco Central Europeo (BCE). Pero en el sector son cada vez más las voces que reconocen que las ofensivas en financiación se intensificarán cuando el BCE expida sus notas y, sobre todo, cuando abra la nueva barra de liquidez a partir de septiembre.
El organismo dirigido por Mario Draghi planea dejar hasta un billón de euros a las entidades europeas, con la condición obligatoria de que financien a clientes. La banca española podría solicitar hasta 54.000 millones. Hay altas expectativas de que ese manguerazo azuce el crédito y lo abarate, dado que el BCE dejará los fondos al 0,25 por ciento.