
Las oficinas de farmacia no levantan cabeza, por culpa de la caída de su facturación y de su margen de beneficio, así como de la mayor presión fiscal a la que tienen que hacer frente, que hace que muchas necesiten entre dos y cuatro meses de facturación para pagar sus impuestos.
Así se desprende de los resultados del XV informe anual elaborado por la asesoría Aspime, especializada en estos establecimientos, y patrocinado por el Club de la Farmacia Almirall, a partir de los datos fiscales de más de 800 farmacias relativos a 2012, los últimos hasta ahora disponibles.
De este modo, se observa como todas las oficinas de farmacia han reducido sus márgenes de beneficio al tiempo que aumentan sus costes laborales, siempre en comparación con el total de facturación.
Las más afectadas son los establecimientos rurales o con menos facturación, inferior a 300.000 euros anuales, que en menos de diez años han pasado de tener unos beneficios sobre ventas del 12,6 por ciento (2004) a apenas un 7,21 por ciento (2012).
Las más pequeñas sufren más
"Las que más notan este descenso de la facturación son las más pequeñas, que son las que dan capilaridad al sistema y dan seguridad al paciente", según ha reconocido Juan Antonio Sánchez Dantas, asesor fiscal y socio coordinador de Aspime, que sin embargo lamenta que estos establecimientos son los que más dependen de los medicamentos financiados.
Esto hace que, dada la implementación de genéricos y las continuas bajadas de precios, "a pesar de que el número de clientes y operaciones en la farmacia sean los mismos, o incluso más, el tícket promedio haya bajado muchísimo".
A medida que sube la facturación baja el margen de beneficio, que en las farmacias más grandes --que facturan más de 2 millones de euros al año-- es de un 5,39 por ciento. Sin embargo, en estos establecimientos cobra cada vez más fuerza los productos de venta libre, que representan el 52 por ciento de las ventas.
A ello hay que unir el problema que tienen estos establecimientos de que además el efecto impositivo es superior como consecuencia de la entrada en vigor de la subida impositiva iniciada en 2012 mediante el gravamen complementario de IRPF, lo que hace que "muchas ganen menos y tributen más".
Fiscalidad más agresiva
La entrada en vigor de esta nueva normativa tributaria, según el informe, no ha servido para mejorar la fiscalidad de la oficina de farmacia y, al comparar la fiscalidad actual de las pymes con los tipos medios a los que se ve sometido un buen grupo de oficinas de farmacia española, se observa como "el agravio comparativo sea persistente", reconoce Sánchez Dantas.
Esto hace que, en función del índice de esfuerzo fiscal elaborado por la consultora, las farmacias que menos facturan necesitan trabajar 2,29 meses para hacer frente a su cuota íntegra del impuesto sobre la renta, mientras que las farmacias más grandes necesitan hasta 4,42 meses.