La exitosa web de alquiler de alojamiento entre particulares Airbnb se ha colado entre las firmas tecnológicas con más valor del momento. Este fin de semana ha logrado cerrar una ronda de financiación por más de 450 millones de dólares de un grupo de inversores privados liderado por el fondo estadounidense TPG, un acuerdo que supone valorar a la empresa en unos 10.000 millones de dólares.
Así lo han recogido el diario estadounidense The Wall Street Journal y la web especializada TechCrunch citando a fuentes cercanas a la negociación, que añaden que además de TGP el grupo de inversores está integrado por Dragoneer Investment Group, T. Rowe Price Group y Sequoia Capital, entre otros.
Tanto TPG como Dragoneer inyectarán unos 75 millones de dólares cada uno, de acuerdo con las citadas fuentes, mientras que Sequoia, que ya ha apostado por el portal con anterioridad, invertirá unos 85 millones de dólares.
Con esta operación, la valoración de la firma tecnológica ya ronda los 10.000 millones de dólares, una cifra que se sitúa en línea con las estimaciones asignadas por los expertos a otras tecnológicas como Dropbox o la china Xiaomi. Y aún más: Airbnb ya vale más que cadenas hoteleras internacionales como Wyndham Worldwide o Hyatt Hotels.
Auge del consumo colaborativo
El consumo colaborativo, que se ha disparado en medio de la crisis mundial, explica el crecimiento de negocios como Airbnb, BlaBlaCar o Amovens.
De hecho el fondo de inversión de sede en Texas TPG ha hecho recientemente otra inversión en Uber, una aplicación que pone en contacto a particulares para contratar trayectos en vehículos privados y que intermedia además en el cobro y que acumula más de un millón de descargas en Android y otras tantas en iPhone.
El funcionamiento de Airbnb es simple: como en un portal inmobiliario al uso, los propietarios anuncian el alojamiento que ofrecen, que va desde un piso completo hasta una habitación o incluso un sofá. El público al que va dirigido son viajeros con bajo presupuesto, que prefieren ahorrar sustituyendo la noche de hotel por otra opción más barata. Es además una fuente de ingresos para los propietarios, que a su vez pagan un porcentaje de lo que cobran a Airbnb.
Con estas premisas, la startup se ha convertido en una de las debutantes de Silicon Valley más exitosas en los cinco años desde que fue fundada por un trío de licenciados de la Escuela de Diseño de Rhode Island y de Harvard.