Pescanova afronta su propio vía crucis hacia la liquidación con sus accionistas y acreedores divididos. Mañana martes a las 15.00 horas vence el plazo para la adhesión al convenio de acreedores planteado por Damm y Luxempart sin ningún tipo de pacto a la vista.
La negativa por parte de la banca de aceptar la quita de 70% de la deuda de 4.200 millones de euros propuesta por la cervecera y el fondo luxemburgués aboca a la multinacional pesquera a la liquidación y a una posterior subasta en bloque. Pero no parece que la venta de Pescanova vaya a ser coser y cantar, ya que los propios bancos mantienen posiciones enfrentadas en cuanto al futuro de la compañía pesquera.
Por un lado, las grandes entidades financieras españolas BBVA, Caixabank, Popular, Sabadell y NGC Banco y la italiana Ubi Banca se han negado en redondo a apoyar el plan presentado por Damm y Luxempart para armar la llamada Nueva Pescanova, aunque no se descarta que puedan firmar, in extremis, algún tipo de pacto hoy. Por el otro lado, fuentes próximas a la compañía pesquera han confirmado que una serie de bancos internacionales ya han firmado el convenio de acreedores presentado por la cervecera ante el juez.
Dicho plan, que necesita un 51% del apoyo para salir adelante, fue respaldado con salvedades por Deloitte, el administrador concursal de Pescanova, ya que vio "dificultades definitivas". "Los planes deben considerarse como propuestas unilaterales que suponen en su mismas presupuestos de su cumplimiento cuya inexistencia pondrá en serie y quizás definitivas dificultades al mismo", sentencia la auditora.
Posiciones encontradas
Las negociaciones entre los bancos y los principales accionistas siguen, a pocas horas de que se cumpla el plazo, enrocadas entre lo que unos -las entidades acreedoras- piden y lo que los otros -Damm y Luxempart- están dispuestos a ofrecer. Así, uno de los mayores problemas es que los bancos, sobre todo los españoles, quieren que los accionistas reduzcan la quita propuesta hasta dejar una deuda de 1.000 millones de euros frente a los 700 millones de euros que la compañía está dispuesta a asumir.
El otro gran escollo es que la banca no se fía de Damm. Según dicen, habían pactado con la catalana una quita del 60% y finalmente ésta llevó al consejo y presentó al juez otra del 72% de media, que deja la deuda de la llamada Nueva Pescanova en los 700 millones antes mencionados.
A su vez, el plan presentado por la compañía cervecera contempla una inyección de 150 millones de euros que destinará íntegramente a la sociedad española, dejando que las filiales internacionales se rescaten a sí mismas. En este punto, la banca impuso una cláusula para entregar los fondos adicionales que prohibía aportar dinero a las las compañías internacionales como Pescachile, que está en concurso de acreedores. Para obtener los 150 millones de euros, Pescanova necesita el respaldo financiero, ya que entre 25 y 37 millones vendrían por ampliación de capital y el resto se obtendrían a través de un crédito súper senior.
En el caso de que el convenio presentado por Damm no llegue a buen puerto, los bancos, que decidieron casi de forma unánime no sumarse al proyecto de la catalana, ya tienen sobre la mesa un plan B: liquidar la sociedad y reflotarla.
Actualmente las entidades financieras van a ir en solitario a rescatar Pesanova, pero no descartan que en un futuro pueda unirse un socio industrial. En ese caso, la empresa con más papeletas para coger las riendas de la compañía que ahora preside Juan Manuel Urgoiti es Ibérica de Congelados (Iberconsa). La compañía gallega es el tercer productor de pescado congelado de España y fabrica para Campofrío o la marca blanca de Día. La firma está completamente saneada y está en plena vorágine compradora. El año pasado se hizo con los activos del grupo Vieira en Nambia, que posee los derechos de pesca en uno de los principales caladeros del continente africano y en marzo compró Ibermar, un armador argentino.
Los bancos creen que aglutinan al menos un 40% de los apoyos, eso sí, siempre y cuando cuenten con el respaldo de Bankia, a la que Pescanova debe unos 126 millones de euros. La entidad nacionalizada se desvinculó de la negociación porque el Frob le impedía meter más fondos en la compañía. El banco Santander era otro de los acreedores de la pesquera. La entidad vendió la deuda de 72 millones que tenía con la multinacional.