
El lunes por la noche, cuando FCC anunció que el multimillonario estadounidense Bill Gates había comprado una participación cercana al 6 por ciento en el grupo español, muchos recordaron las palabras que apenas tres días antes había pronunciado el presidente de Banco Santander, Emilio Botín, durante una conferencia en Nueva York. "Está llegando dinero a España por todas partes", aseguraba eufórico el primer directivo de la entidad, que no apuntaba nada mal. El gancho de Koplowitz.
Una vez asimiladas las declaraciones del banquero, surgió la duda. ¿Qué había visto Bill Gates en una empresa como FCC, con más de 6.500 millones de euros de deuda? La respuesta estaba en el espíritu filántrópico de Esther Koplowitz. Una vocación que ha llevado a la empresaria a coincidir más de una vez con el fundador de Microsoft en su lucha por acabar con la pobreza en el mundo. No hay que olvidar que Esther Koplowitz preside en España la fundación que lleva su nombre y que el magnate, junto a su mujer, está detrás de la fundación Bill & Melinda Gates.
La Fundación Esther Koplowitz, en la que Juan Miguel Villar Mir y Emilio Botín ocupan en estos momentos sendas vicepresidencias, está especialmente volcada con la creación y mantenimiento de residencias para personas de la tercera edad y la asistencia psicosanitaria a menores, enfermos y desvalidos. Pero también es muy activa en el fomento de la educación, la cultura, las artes, las ciencias y la protección del medio ambiente.
Así, la entrada de Bill Gates en FCC se entiende como un paso más en la relación de ambos filántropos, hasta ahora limitada sólo a obras sociales, y demuestra que pese a todo Esther Koplowitz sigue estando, en la sombra, muy pendiente de cuanto sucede dentro del grupo constructor. Un papel que prefiere al de situarse bajo el foco como ya demostró el pasado mes de enero.
Entonces el grupo afrontó una reordenación de su cúpula directiva y, en contra de lo que muchos pensaban, la empresaria no ocupó la presidencia. Prefirió dejar el puesto a su hija, Esther Alcocer Koplowitz, para que tomara las riendas de la empresa constructora. Juan Béjar, por otro lado, paso a ocupar el cargo de consejero delegado en detrimento de Baldomero Falcones, anterior presidente ejecutivo.
Con esta destacada trayectoria en obra social en común, Bill Gates decidió dar el paso e invertir en FCC justo antes de verano, poco después del encuentro que la empresa mantuvo en Nueva York con distintos inversores para explicarles de primera mano todo el proceso de reestructuración puesto en marcha para reducir deuda, adaptarse a la demanda del mercado y para aclarar algunos puntos relativos a la quiebra de su filial austriaca Alpine. En el marco de este road show, FCC también trasladó a varios de sus principales ejecutivos hasta Londres, París y Ginebra.
Ampliación de capital
La compra de un 5,73 por ciento de FCC por parte de Bill Gates (la compañía precisó ayer que ese es el porcentaje correcto y no un 6 por ciento como anunció en un inicio) ha sido recibida como agua de mayo por el grupo, enfrascado desde hace meses en la refinanciación de una parte importante de su deuda (5.000 millones).
"Gracias a esta operación podemos descartar la posibilidad de hacer cualquier tipo de ampliación de capital en el marco de la refinanciación que estamos llevando a cabo", explican fuentes del grupo. Un alivio para FCC que no había logrado ahuyentar del todo esa hipótesis, la cual habría dado como resultado la entrada de la entidades acreedoras en el capital de la empresa.
Pero esa no ha sido la única consecuencia del acuerdo, pues la entrada de Bill Gates en el accionariado de la empresa también ha supuesto un importante espaldarazo a la mencionada refinanciación. "Ya contamos con el plácet de los seis grandes acreedores [Banco Santander, BBVA, Bankia, Banco Popular, Sabadell y CaixaBank] por lo que todo hace indicar que no habrá contratiempos en el proceso", explican estas mismas fuentes. A su favor juega que los últimos cambios legislativos permiten cerrar un acuerdo de refinanciación solo con el visto bueno de los acreedores representativos del 75 por ciento de la deuda.
En cuanto al papel que jugará Bill Gates en FCC, Juan Béjar fue ayer claro al respecto al destacar que el multimillonario no entrará en el consejo (tiene derecho a un asiento al superar su participación un 5 por ciento del capital) ni participará directamente en la gestión. "Las entidades a través de las que Gates invierte no suelen pedir puestos en los consejos de las sociedades en las que invierten y tampoco muestran interés en su gestión", apuntó Béjar. "No es su estilo, ni es típico de sus sociedades", añadió el directivo que también destacó que la inversión de Gates es a largo plazo.
El consejero delegado de la compañía controlada por Esther Koplowitz indicó asimismo que esta operación se enmarca en las inversiones que otros inversores institucionales extranjeros están realizando en la compañía, si bien con carácter más minoritario. "Eso es lo que ha impulsado el precio de la acción de FCC desde 7 hasta 15 euros por acción", aseguró Béjar, que además augura que esta tendencia "continuará" con inversiones en participaciones minoritarias, inferiores al 3 por ciento , "que no exigen significarse", ha dicho en declaraciones a Europa Press.
Sobre los 113 millones que FCC recibirá por la venta de casi la totalidad de su autocartera al famoso filántropo, esta cantidad se destinará a reforzar los fondos propios y a amortizar deuda.
Con todo, no son todo buenas noticias con la llegada de Gates a la empresa. Y es que la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, indicó ayer que el organismo supervisor seguirá el procedimiento habitual para investigar si hubo uso de información privilegiada en la subida de FCC en la sesión bursátil del lunes. Una sesión en la que el grupo remontó más de un 5 por ciento antes de que se diera a conocer el acuerdo.
Emisión de bonos
Al margen de todo el proceso de reestructuración en el que se encuentra FCC, el grupo tendrá que hacer frente el año que viene a dos importantes hitos merced a los cuales podría verse abocada a tener que realizar varias emisiones de bonos. Una alternativa con la cual FCC quiere ir poco a poco reduciendo su exposición a la financiación bancaria.
El primero de estos hitos está relacionado con los más de 400 millones de euros que el grupo tendrá que desembolsar para hacer frente al vencimiento de una emisión de bonos convertibles suscrita en 2009. Un hecho que daría como resultado la paradoja de que para pagar una emisión de bonos la empresa constructora tenga que recurrir a otra emisión.
Además de este problema, la empresa también podría verse obligada a inyectar otros 200 millones en Cementos Portland. Una eventualidad que dependerá, en última instancia, de que su división cementera logre cerrar el primer semestre de 2014 con un resultado bruto (ebitda) por encima del objetivo mínimo pactado con las entidades acreedoras en su último acuerdo de refinanciación.
Dada la pésima evolución del sector del cemento, los ajustes puestos en marcha en la cementera se antojan, a priori, insuficientes, por lo que la necesidad de destinar esos 200 millones de euros resulta ahora más que plausible.
En cualquier caso, mientras llega el momento de poner negro sobre blanco, Portland sigue recortando puestos de trabajo. De hecho, hace tan solo un par de semanas la compañía anunció un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal para 620 trabajadores, casi la totalidad de la plantilla.
Estos recortes y las pérdidas de 607 millones de euros arrojados por FCC durante el primer semestre de 2013 hacen indicar que éste también será un año de transición para la empresa, que en 2012 cosechó números rojos de 1.028 millones. Eso sí, las plusvalías de 300 millones de euros por las ventas acumuladas en el año para cumplir con el plan estratégico ayudarán sin duda a maquillar el resultado final.