Empresas y finanzas

Microcréditos y 'capital semilla' para financiar la obra social de las cajas

  • Las vías alternativas de ingresos aportarán este año el 25% del presupuesto social

Cafeterías que florecen en palacios, edificios singulares que comienzan a albergar convenciones y conciertos o exposiciones antes gratuitas que ahora cobran simbólicas entradas... Las fundaciones en las que acabarán convertidas todas las cajas, salvo las diminutas Pollença y Ontiyent, ponen en valor su rico patrimonio y exploran otras líneas de actividad, como el microcrédito, para poder mantener una Obra Social en riesgo de extinción paulatina en numerosas entidades si solo dependiese del dividendo de sus bancos filiales, ya que algunas ni siquiera conservan acciones en esas filiales.

La cuarentena de cajas que poblaban España llegaron a destinar un récord anual de 2.000 millones de euros a proyectos culturales y sociales. Ni administraciones públicas ni las más de 3.000 fundaciones restantes existentes en el país cubrían juntas tal esfuerzo. En la ausencia de accionistas, podían y decidían canalizar el 30% del beneficio. Su talón sostenía colegios, residencias de ancianos, comedores y la restauración de buena parte del patrimonio artístico del país. Sobreviene la crisis y el modelo expansionista ligado al boom inmobiliario de las cajas explota. Su casi única fuente de ingresos ligada al negocio queda acorralada para muchas que han visto su propiedad en bancos filiales menguada (las asociadas a Catalunyabanc, Novagalicia, CAM, Unnim, CCM... ni siquiera conservan acciones, tras el rescate milmillonario del Estado).

Han aguantado bien. Tras cinco años de apuros y su reconversión, el pasado año lograron reservar 880 millones para Obra Social, apenas el 20% inferior a 2011, anticipan en el sector. Pero toca reinventarse y sus planes barajan fundamentalmente dos caminos.

"Va cambiando la filosofía de funcionamiento de una mayor parte en donaciones y subvenciones a fondo perdido a cada vez más rentabilizar su patrimonio, alquilándolo para ponerlo en valor, o pasar de las entradas gratis a exposiciones a cobrar de manera simbólica. Es por la propia sostenibilidad futura de la actuación", explica Inés García-Pintos, jefa de Inversión Social e Innovación de la Confederación de Cajas de Ahorros Españolas (CECA). "Por otra parte se va virando al mismo tiempo -añade- hacia la inversión social. Hay mayor enfoque en proyectos empresariales o aportar capital del que espera retorno social pero también financiero".

Vías alternativas

Las vías alternativas al dividendo aportaron ya el pasado año el 13% del presupuesto y confían que el corriente ejercicio contribuya con el 25%. Implica generar más de 220 millones sobre los casi 900 millones estimados.

Una parte llega de dar valor al riquísimo patrimonio en palacios, salas culturales, pinacotecas... Casi todas han colocado espacios en renta que antaño cedían para eventos puntuales o alquilaban sin demasiada difusión. Hoy abundan las ofertas desde las mismas webs: Caja Madrid alquila salas de la fundación, la antigua Caixa Penedés la casa modernista Fórum Berger Balaguer, Bancaja palacios como la Casa Capellá Pallarés en Sagunto, el palacio Los Serrrano de Caja Ávila o el de Benecazón de CCM... Y una opción que se abre paso es subcontratar servicios. En la modernista Casa Milà diseñada por Antoni Gaudí, conocido popularmente como La Pedrera, la fundación de la antigua Catalunya Caixa ha rentado un espacio a una cafetería.

Exposiciones conjuntas

Es común el cobro de tarifas en exposiciones o conciertos antes gratuitos para financiar su conservación y reinvertir en otros proyectos. La siguiente fase será intercambiar fondos de sus ricas pinacotecas y montar exposiciones conjuntas.

Por la parte de nuevo negocio, la apuesta es triple: microcréditos, financiación a emprendedores y montes de piedad. Las tres dan soporte social en sí por el colectivo al que se dirigen y proporcionan el ahora buscado retorno económico.

La fundación de Caja Burgos analiza entrar en microcréditos, campo hasta ahora solo transitado por La Caixa, CajaSol y Caja Granadas, fusionadas las tres en CaixaBank.

Pero la tendencia es ir más allá con una deriva nueva hacia los emprendedores, en forma de préstamo e, incluso, inversión directa al estilo del capital riesgo bajo fórmulas de capital semilla. Lo explora la Fundación Pinnae, antigua Caixa Penedés fusionada en BMN, por ejemplo. "A veces es un emprendedor social o es un emprendedor y punto. Hoy crear empleo y dar apoyo al emprendedor puede ser en participación en capital semilla o concediendo créditos en sí", refiere Inés García-Pintos.

Microbank, de La Caixa, ya dispone de fondos de capital riesgo, que otras barajan. En el sector explican que generalmente van dirigidos a compañías, muchas procedentes de ONG's y con actividad social, que se transforman en empresas tras perder las subvenciones que percibían para dar entrada a las fundaciones en el capital.

La vía menos explorada pero que alguna fundación sopesa es abrir montes de piedad para adelantar liquidez bajo empeño de joyas u otras posesiones a clientes en dificultades y generar rentabilidad. Sin embargo, la dificultad de lanzamiento es grande porque exige una inversión alta y disponer de un equipo de tasadores oficiales que evalúen el precio de las prendas.

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