
Si la construcción es una industria relevante capaz de convertir un millón de euros de inversión en 18 puestos de trabajo; si tiene un retorno de 570.000 euros en concepto de ahorro por prestaciones al desempleo y recaudación fiscal; si tiene un efecto arrastre sobre otros sectores industriales de nuestra economía -palabras del presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Juan Lazcano-.
Si todo esto es realmente así y la Administración lo sabe y lo comparte, entonces ¿estamos ante el sector que habría de dar un empujón a la economía?
No. Según los datos publicados por DBK (compañía del Grupo Cesce), ni este año ni para el próximo se esperan repuntes. De hecho, según el estudio, el valor de la producción del sector de la construcción en España registrará una caída nominal del 11% en 2013, hasta situarse en torno a 101.000 millones de euros.
El ajuste se concentra de nuevo en los trabajos de obra civil, segmento cuya producción disminuirá más de un 20 por ciento al cierre de 2013, mientras que el descenso de la edificación será inferior al 10%.
Es de prever que 2012 sigue pasando factura, un año en el que el valor de los trabajos de construcción acentuó su tendencia descendente, al registrar una caída del 14,6%, hasta 113.500 millones de euros.
Desde máximos de 2007, y tras cinco años sin treguas, la producción se ha reducido casi un 45%. Y una vez más la obra civil salió la más perjudicada por los ajustes en las distintas Administraciones Públicas. En 2012 contabilizó una cifra de 30.000 millones de euros, un 25,5% menos que en el año anterior.
Sin pisos
En cuanto al residencial, tampoco hay ningún indicio que ayuda a pensar en un cambio. Según DBK, el valor de los trabajos en el segmento de edificación residencial disminuyó un 12,1%, hasta los 30.200 millones de euros. El número de viviendas terminadas fue de 133.415, lo que supuso un decremento del 25,6% respecto a un año antes.
Por su parte, la construcción de edificios no residenciales se redujo un 9,7 por ciento, con un valor en el entorno de los 20.400 millones de euros. "La producción en el mercado español continuará reduciéndose en el periodo 2013-2014 como consecuencia de las restricciones presupuestarias de las Administraciones Públicas, el ajuste de la inversión empresarial y la atonía del mercado de la vivienda", apuntan los analistas de la consultora.
Así, el valor total de la producción nacional podría descender algo más de un 10% en el ejercicio 2013, mientras que en el año siguiente previsiblemente volverá a registrar una tasa de variación negativa, aunque de menor cuantía.
También la producción en el segmento de obra civil registrará de nuevo un retroceso superior al 20 por ciento en 2013, mientras que para la edificación no residencial se estima una caída de alrededor del 7 por ciento.
"Las dificultades financieras y las necesidades de liquidez seguirán motivando que los grandes grupos constructores lleven a cabo procesos de desinversión en negocios no estratégicos, tanto en España como en el extranjero", recomienda DBK.
En 2012 operaban en el mercado español cerca de 84.000 empresas constructoras, un 11 por ciento menos que en 2011 y un 45 por ciento por debajo del máximo de 152.000 contabilizado en 2008. La disminución del número de competidores ha motivado un aumento de la concentración de la oferta, si bien el sector sigue caracterizándose por la existencia de un muy alto número de pequeñas y medianas empresas. El 95 por ciento de las compañías cuentan con plantillas inferiores a 20 empleados.
En pocas manos
Pero, ¿quién tiene el bastón de mando? Hay algo que la crisis no sólo no ha cambiado, sino que, por el contrario, se ha intensificado. En ese sentido, los seis principales grupos - ACS, OHL, FCC, Ferrovial, Acciona y Sacyr- reunieron conjuntamente el 7,2% de la producción en España y el 95,4 por ciento de la facturación de las empresas españolas en el extranjero en construcción.
Precisamente es el mercado extranjero el único puntal al que pueden (y deben) agarrarse las constructoras españolas.
De hecho, pese a la que cae en España, los seis han logrado reducir su deuda un 40 por ciento gracias a su negocio internacional y más de la mitad de sus pedidos, (con una cartera récord de 222.000 millones) proceden del exterior.
En pinceladas, ACS es la más internacional ya que su cartera en España apenas roza el 15 por ciento. También la apuesta de Acciona por el agua asegura su negocio en el extranjero, como Sacyr, descolgada de su lastre de vivienda y metida de lleno en el negocio concesional. FCC y Ferrovial siguen ampliando cartera fuera de nuestras fronteras.
Como reconocen desde las propias empresas, el negocio puramente constructor, unido al concesional del agua y medioambiente o al industrial garantizan sus trabajos en los próximos años.
Pero la preocupación del sector va mucho más allá de estos números que baraja DBK. "Si no se adoptan medidas en el sentido de propiciar ahorros significativos en gastos de carácter no productivo, si no se exploran nuevos caminos de ingresos sustitutorios para compensar los ajustes y si no se acude a la financiación público-privada intensificando a la vez el pago por uso, se pondrá en cuestión la supervivencia de un sector empresarial clave para la economía nacional", advierte Juan Lazcano.