Visa reconoció ayer públicamente que no paga impuestos en España, a pesar de una amplia influencia en el mercado de nuestro país. Sus responsables, a preguntas de los periodistas, indicaron que la tributación por la actividad española se realiza en Londres, donde tiene la sede social de la división europea.
La compañía de tarjetas de crédito operan en España a través de una oficina de representación y apenas cuenta con 36 personas en plantilla. Prácticamente todo el negocio está controlado desde el Reino Unido. Allí contribuye a las arcas públicas con unos 75 millones de libras al año.
La firma se suma así a una serie de multinacionales extranjeras que se benefician del vacío jurídico existente, liderada por empresas de telecomunicaciones e innovación tecnológica, entre ellas Microsoft.
La UE ya ha abierto el debate sobre esta problemática y quiere poner freno a estas prácticas que son legales. Visa, a través de sus socios bancarios, cuenta con una importante base de clientes en nuestro país. El 65 por ciento de las tarjetas emitidas por el sector financiero son suyas (más de 44 millones de unidades). Uno de cada 7,8 euros que se gastan en los comercios se pagan con una tarjeta, es decir, el 12,8 por ciento del total. La actividad de la compañía en España aumentó entre septiembre de 2011 y septiembre de 2012 a pesar de la crisis. Con sus dispositivos los españoles movieron 1.634 millones de transacciones (un 3,5 por ciento más que en el ejercicio fiscal anterior), por 78.497 millones de euros. Por tanto, el 12,3 por ciento de las operaciones que procesa Visa en Europa se radican en nuestro país.
La empresa sostiene que su situación fiscal es similar a la de la mayor parte de los estados donde opera en el Viejo Continente, que suman casi la cuarentena. Además de en Reino Unido, tributa en París, donde cuenta con un importante centro operativo.
Visa ganó 2.144 millones de dólares en 2012