
La banca precisará finalmente de unos 40.000 millones de euros en ayudas, menos de la mitad de los 100.000 millones prestados por Europa a cambio de exigir duras condiciones a aquellas que reclamen los fondos e imposiciones regulatorias al conjunto de la industria.
No es el déficit detectado por Oliver Wyman, sino el que estimó ayer el secretario de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Fernando Jiménez Latorre, que detalló, junto al subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, las debilidades y fortalezas detectadas en las entidades tras someterlas a una prueba de resistencia.
El ejercicio de Oliver Wyman cifra en 53.745 millones la carencia de capital en las 14 entidades y grupos a los que ha sometido a un test de estrés para averiguar si resistiría su solvencia frente a un agravamiento de la recesión al que las autoridades conceden sólo un 1% de probabilidad de que ocurra.
La factura sube a 55.902 millones en el estudio invidual de los bancos, porque no obtendrían el beneficio fiscal derivado de la integración y la consultora descarta las sinergias estimadas por entidades de las fusiones que las han configurado -BMN, Liberbank, Caja 3, Caja España-Duero...-, aunque sí acepta las generables a futuro con uniones aún abiertas -Ibercaja ó Unicaja-, lamentan fuentes financieras.
El Santander, BBVA, CaixaBank-Cívica, Kutxabank, Sabadell-CAM, Bankinter y Unicaja-Caja España/Duero aprueban con superávit la foto grupal, aunque la entidad castellanolonesa arroja un déficit de 2.063 millones en solitario. Suman un 62% del sector.
No pasarían el corte, con distintos desfases, en grupo ni en solitario Ibercaja, Caja3, Liberbank, BMN y Popular, junto a las nacionalizadas. Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia y Banco de Valencia copan el grueso del déficit, con 46.206 millones de necesidades conjuntas y equivalente al 86% del desfase de todo el sector -Bankia en solitario, el 46%-. Pero es en las otras con carencias de capital donde se fijan todos los focos, por las incógnitas sobre el camino que se les abre a partir de ahora.
Y es que el examen de Oliver Wyman supone sólo un punto de partida. Las entidades cortas de recursos propios tienen quince días para presentar al Banco de España un plan detallado de cómo piensan recomponer su situación. El subgobernador aseguró que algunas podrán restablecerlo con sus propias palancas, pasando de manera inmediata al grupo de aprobados. Otras recibirán fondos públicos si no están capacitadas para levantarlos por sí solas, entrando el Estado de accionista.
Y aquellas, con posibilidad de movilizar recursos podrían recibir una ayuda preventiva si la devuelven antes de junio 2013 y el desfase supera el 2% de sus activos ponderados por riesgos -el Popular, Liberbank y BMN rebasan hoy dicho límite-. No sería invasiva, al no suponer la entrada directa del Estado en el capital, salvo que le deban ayudas pasado junio de 2013.Las palancas para captar fondos son innumerables: venta de carteras, de líneas de negocio no estratégicas, filiales, cartera industrial, puesta en circulación de acciones con una ampliación de capital y, sobre todo, con la evacuación de activos ligados al promotor al futuro banco malo.
Todas las entidades que reciban ayudas están obligadas a venderle al vehículo sus activos dañados a un precio que se aproximará al de mercado. El primer impacto puede ser negativo si no habían provisionado los activos hasta el precio impuesto para su transferencia. El segundo será positivo: el simple traslado al banco malo reducirán las necesidades de capital, al menguar las pérdidas esperadas porque se desentienden de activos de alto riesgo. Un incentivo que podría animar a bancos vulnerables a usar la herramienta para mejorar la solvencia.
Punto final a la reconversión
El alivio del banco malo y la capacidad de aliviar la carga con ampliaciones de capital o desinversiones es lo que hará posible reducir el déficit actual y que solo se pida a Europa unos 40.000 millones. Según el secretario de Estado, no aflorarán deficits extras y esa será la factura final con los socios europeos.
La desconfianza hacia la banca española ante la pesada carga de ladrillo sobrevenida al estallido de la burbuja inmobiliria y la recesión, empujó al Gobierno a tomar medidas extraordinarias para el sector. Aprobó dos reales decreto de saneamiento que fuerzan a la banca a construir colchones de provisiones por un 45% de la exposición al promotor, con distinta graduaciones -el suelo, por ejemplo, está cubierto al 80% y el crédito sano, al 30%-.
En el proceso y despues de solicitar ayuda a Europa, se decidió someter los balances del sector a una prueba de resistencia. Se trata de demostrar que cada una de las entidades aguantan con un capital principal de 6 por ciento, muy superior al que se exige por ley, a un escenario duramente estresado. Como hipótesis de trabajo y para tensar su resistencia se fija, por ejemplo, una contración de la economía del 4,1% este año, del 2,1% en 2013 y del 0,3% en 2014. Una medida de la severidad de la prueba la da que el Fondo Monetario Internacional (FMI) limite el troceso del trienio al 2%.
Se juega además con la hipótesis de retiradas de depósitos, un recorte del 30% en dividendos y la idea de que los gestores no realizan ninguna medida mitigadora para probar su resistencia con mayor crudeza. Otra variable introducida es una probabilidad de impago en los préstamos promotor del 87%, del 27 en empresas y del 15 en hipotecas con particulares, cuando la morosidad real actual es del 26, 8 y 3 por ciento. "Es tres y cinco veces superior a los ratios de morosidad que hoy observamos y ya estamos en medio de una crisis financiera de gran envergadura", subrayó el subgobernador.
Bajo ese escenario, el sector sufriría hasta 270.000 millones de euros en pérdidas crediticias y su capacidad de absorción actual es limita a 252.000, de forma que debería captar los 53.700 millones en déficit anotados por Oliver Wyman.
Cuando recompongan el capital apuntado por medios privados o públicos y se saque la foto real -sin las cifras del estrés test- el sector disfrutará de un capital del 12,8%, uno de los más altos de la banca mundial. "Estará profundamente saneado, por las exigentes provisiones y reforzado" y "será más eficiente" por el proceso actual de reducción de costes que han emprendido con las fusiones, indicó el subgobernador. Las pruebas demuestran que el sistema es "heterogéneo", "sólido", "con los problemas bien identificados", y acabará despejando las dudas que se ciernen sobre él en el exterior para "permitir que el crédito fluya a la economía", consideró el secretario de Estado de Economía.
Dos débiles no podrán unirse
En la fase que ahora se abre, las entidades afrontan el desafío de cómo recapitalizarse. Y los números podrían enfriar alguna fusión en marcha y desencadenar otras. Economía y el Banco de España no son partidarios de integraciones entre entidades vulnerable, lo que parece alejar la posibilidad de que avance la unión de BMN al Popular.
El subgobernador aseguró que los planes de Ibercaja, con Caja3 y Liberbank, y de Unicaja con Caja España-Duero son firmes, aunque "deben reflexionar" cómo afecta las condiciones al proyecto. Luego son susceptibles de revisar términos tales como el peso accionarial de cada partícipe o el reparto de poder en el nivel de gestión. Restoy sugirió la opción, con un "no es descartable", de que se saneen las entidades débiles y evacuado su activo tóxico al banco malo, antes de proseguir con la integración.