
Pese a las dificultades por las que atraviesa el mercado laboral, España es uno de los siete países más importantes a nivel mundial de Adecco, la mayor empresa de trabajo temporal y gestión de recursos humanos.
Con una cuota del 25 por ciento, el presidente de la filial, Enrique Sánchez, es un firme defensor de la reforma laboral que ha hecho el Gobierno, aunque reconoce también que nuestro país tardará como mínimo dos años en volver a crear empleo.
¿Qué volumen de empleo gestiona Adecco en España?
Cada día Adecco tiene contratados entre 25.000 y 30.000 trabajadores distintos en 7.000 empresas de todo tipo. En 2011 contratamos en total a 200.000 trabajadores diferentes. Y lo más importante es que el 30 por ciento acaba incorporándose a las empresas con carácter estable. Somos un disparador del empleo indefinido, más allá de la estabilidad y la formación que aportamos. Otro dato importante es que el 40 por ciento de los trabajadores que contratamos son menores de 25 años, con lo cuál contribuimos a paliar el drama del desempleo juvenil; y que un 35 por ciento son parados de larga duración.
¿Qué papel juega la formación a la hora de encontrar empleo?
Adecco es una de las empresas que más forma. En 2011 realizamos 60.000 acciones formativas. Creo que uno de los retos que tiene nuestro país es reformar el sistema educativo. No hay una relación directa entre la oferta de empleo y la educación. Muchos jóvenes abandonaron su formación para ir al sector de la construcción y, ahora, sin hablar además inglés, lo tienen muy complicado. El Estado debería orientar a los jóvenes que van a estudiar una carrera sobre la demanda, sobre donde queremos que vaya nuestro sistema productivo.
¿Qué opina de la reforma laboral?
Es buena, pero desafortundamente llega tarde. En los últimos dos años y medio se han destruido 100.000 empleos al mes. Son tres millones de desempleados nuevos y era tiempo más que de sobra para haber adoptado medidas. Hay que tener en cuenta que el empleo se crea o se destruye conforme al ciclo económico, pero lo que hay que hacer es crear un entorno lo más flexible posible y el mercado español es muy rígido en comparación con su entorno.
Pero eso es lo que pretende la reforma laboral...
Sí, y como digo es buena. Se ha hecho mucha demagogia con el despido y aunque es verdad que el coste ha bajado -se hizo ya con la reforma descafeinada que hubo hace tres años-, lo importante no es eso. La reforma es buena porque aporta flexibilidad y hace que prime el convenio de empresa sobre uno sectorial, que en muchos casos está caducado. La posibilidad de desvincularse de los convenios colectivos es muy positiva. Esta reforma trata de ayudar en el mantenimiento de empleo, en seguir siendo competitivos en tiempos de depresión económica.
Pero la reforma por sí sola no va a crear empleo...
No, eso es cierto. Pero flexibiliza el mercado y hacer que se pierdan menos empleos. Los representantes de los trabajadores se equivocan si piensan que por tener un coste del despido alto no va a destruirse empleo. En ningún momento se ha dejado de despedir. Ahí estamos, con 5,5 millones de parados, a la cabeza de Europa con una tasa del 25 por ciento. En el resto de la UE, con un coste mucho menor del despido, la tasa de paro no supera el 10 por ciento. El problema es que allí se han adoptado otras medidas para fomentar la flexibilidad.
¿Y cuándo se puede empezar a crear puestos de trabajo?
Tendrá que ver con nuestra capacidad para exportar y la recuperación de la UE. Aunque son importante las reformas que se han empezado a hacer, dependerá de como evolucione el turismo, la hostelería, el sector industrial, la automoción, el transporte... donde hay potencial exportador. Por lo menos, tardaremos un par de años en crear empleo neto. Aunque la destrucción se irá mitigando.
¿Y no cree ques es fundamental que haya crédito a las pymes para volver a crecer?
Los bancos y el regulador son responsables de la situación económica que vive el país. El Banco de España tenía que haber actuado muchísimo antes. Ahora hay que establecer fórmulas para que fluya el crédito.
¿Cree que sería bueno fomentar el trabajo a tiempo parcial?
Sí, la reforma lo contempla. En los países nórdicos, un 25 por ciento del empleo es a tiempo parcial, que tiene ventajas tanto para las empresas como para los trabajadores. Lo que hay que concretar es a que tipo de personas va dirigido, ofrecer ventajas fiscales. Es una fórmula de flexibilidad.
¿Y los minijobs?
No lo veo. El minijob no trae una alternativa real de trabajo a la que ya trae el sistema ordinario de contratación. Lo importante es incentivar la creación de empleo, especialmente entre los jóvenes. Y la ventaja para las empresas no tiene que venir por ofrecer un salario menor.
¿Le preocupa la salida masiva de trabajadores cualificados?
Es necesario si no se encuentra empleo aquí, pero por otro lado es una pena y es peligroso a medio plazo. Nosotros mandamos centenares de ingenieros a los países nórdicos, a Holanda, Inglaterra. El mejor consejo que se puede dar a alguien que acabe su carrera es irse fuera. Pero luego hay que recuperar el talento.