
Desde la intervención de Caja Castilla-La Mancha en marzo de 2009 hasta hoy se han sucedido seis grandes paquetes estatales de reforma financiera y una reducción y transformación acelerada del mapa bancario, que ha pasado de 50 a 14 entidades. Un proceso espoleado por el peso del ladrillo en los balances y el alza de la mora, y cuyo final aún no se atisba pasados tres años de su inicio.
El 29 de marzo de 2009 se dio el sonoro pistoletazo de salida a la reestructuración del sector financiero español con la intervención de CCM por el Banco de España. Más de tres años después, y 115.000 millones de dinero público bajo la forma de avales, compra de activos y ayudas directas del Frob mediante, el proceso sigue abierto. Se ha pasado de medio centenar de cajas y bancos españoles a 14, incluyendo la bancarización de la práctica totalidad del mapa de cajas. Pero la necesidad de nacionalizar BFA, la matriz de Bankia, que acumula casi 32.000 de los 184.000 millones de activos tóxicos ligados al ladrillo según el cálculo del Banco de España, ha vuelto a dejar claro que aún queda reforma por hacer. La exigencia de 30.000 millones de provisiones adicionales a la banca por parte del Gobierno, adicionales a los 50.000 millones de febrero pasado, hará bullir las nuevas fusiones.
"El número de entidades que sobrevivirán no superará la decena. Con un máximo de tres o cuatro entidades sistémicas, y todas ellas más solventes y con mayor capacidad de acceso a los mercados. En el lado negativo, el modelo de cajas avanzará hacia su extinción, confundiéndose con los bancos, en perjuicio de su doble función de agente financiero especializado en familias y pequeñas empresas y en detrimento de la gran función social ejercida durante más de dos siglos. El sector avanzará hacia un mayor grado de oligopolio con entidades excesivamente grandes. El riesgo sistémico habrá aumentado". Con esta contundencia se pronuncia Fernando Faces, exdirectivo de banca y profesor del Instituto Internacional San Telmo.
La profundización de la crisis ha provocado además que la situación de los balances bancarios fuera más comprometida trimestre a trimestre. De ahí la sucesión de paquetes estatales de reforma financiera, tres en la última legislatura del PSOE y dos en los apenas seis meses de Gobierno de Mariano Rajoy. "Los fallos de diagnóstico, diseño y ejecución [del proceso de reestructuración impulsado por el Gobierno] unidos a la falta de transparencia han llevado a reformas parciales, tardías e insuficientes, basadas en fotos fijas, sin contemplar el previsible y continuado futuro deterioro de la calidad de los activos, ante la prolongación de la recesión. Por otra parte, la falta de transparencia ha generado una total desconfianza en las sucesivas reformas", desgrana Faces.
¿Y sobre lo ocurrido con Bankia? "Es el claro ejemplo de una fusión hecha con criterios políticos, en la que se suman las debilidades, dando lugar a un grupo financiero no viable. No se puede descartar todavía que haya algún otro proceso parcial de nacionalización", advierte.