
ACS se ha convertido en una bomba de relojería para los accionistas de Iberdrola y de la propia compañía tras la venta forzada del 3,69% de la eléctrica. La apuesta de su presidente, Florentino Pérez, de aferrarse a un intento de asalto a la eléctrica de Ignacio Galán se salda ya con importantes minusvalías para la compañía de servicios.
Según los datos de la propia empresa, el precio medio al que tenía los títulos de la eléctrica ascendía a 7,1 euros por acción y ayer cerró la venta a 3,62 euros, lo que supone un descuento del 7% sobre el cierre de mercado del día anterior en el que las acciones de Iberdrola cotizaban a 3,9 euros. De este modo, las minusvalías acumuladas por la constructora ascienden a 767,4 millones de euros.
Para hacer frente a estas pérdidas, la compañía cuenta con los 150 millones que ingresó por la venta del 23% de Clece, pero ahora tendrá que seguir reduciendo sus activos para tratar de mantener el pulso.
Florentino Pérez ha preferido dar un paso atrás antes de intentar volver a dar uno adelante. Por ese motivo, aceptó ayer desprenderse de esta participación tras la amenaza de ejecución de UBS y SG.
Dónde desinvertir
ACS llegó a controlar el 20% de Iberdrola en diciembre de 2010, pero entre las diluciones que le han provocado los dividendos de la compañía -que siempre ha cobrado en metálico- su participación se ha reducido hasta el 18,5%. Ahora, tras la venta, Pérez mantendrá un 14,8% de Iberdrola, la mayor parte de manera indirecta. Seguirá siendo el primer accionista de Iberdrola y continuará sin poder votar en la junta por más del 10%, ya que sigue siendo considerado un competidor.
ACS asegura que podrá conseguir los 540 millones que le faltan realizando desinversiones en nueve líneas de alta tensión, concesiones de autopistas en Estados Unidos, desaladoras y 750 MW de renovables que todavía no ha logrado colocar, tal y como adelantó este diario el pasado mes de septiembre.
Por el momento, la compañía no ha dado indicaciones sobre si se desprenderá de Urbaser, de la que se asegura que habría comenzado a moverse un cuaderno de venta elaborado por Mediobanca y BBVA. La compañía dispone ahora de 800 millones que le servirán para reducir su endeudamiento en un momento en el que ha estado a punto de ver reducida su participación de modo considerable.
ACS se ha comprometido con los bancos colocadores UBS y SG a no transferir más acciones de Iberdrola por un periodo de 90 días, pero quedaba la duda de lo que pudiera pasar con el equity swap que mantenía con Natixis por un 5,4%. La deuda de la compañía se sitúa en estos momentos en 9.000 millones sin tener en cuenta los 3.700 millones pendientes de pago en activos que pretende vender la compañía de construcción y servicios.