
El Gobierno sabía al menos desde hace más de cuatro años que Nueva Rumasa tenía problemas con el Fisco, pero lejos de solucionarlo, le permitió captar cerca de 400 millones entre más de 4.100 inversores. Aunque los impagos eran generalizados en 2008 -se han detectado irregularidades en el IVA, el IRPF, las cuotas de la Seguridad Social, el Impuesto de Actividades Económicas, el IBI y hasta la tasa de las basuras-, no se hizo nada para parar las emisiones iniciadas apenas unos meses después.
La Agencia Tributaria dio luz verde para que Ruiz-Mateos aplazara los pagos y la CNMV se limitió a pedir prudencia a los inversores.
Los correos internos, la contabilidad, las cartas y los documentos de Nueva Rumasa que forman parte del sumario del caso, aún bajo secreto judicial, pero a los que ha tenido acceso elEconomista, demuestran ahora que la familia Ruiz-Mateos recurrió a la ingeniería financiera para esquivar sus obligaciones con el Fisco y seguir captando dinero en el mercado.
Así lo prueba, por ejemplo, un correo electrónico remitido por el director de Auditoría Interna del grupo, José Manuel Álvarez, a varios directivos del holding, con copia para Zoilo y Álvaro Ruiz-Mateos, en abril de 2010. El primer punto del correo no deja ningún lugar a dudas: "Hasta final de 2008 hay IRPF e IVA no declarado de forma regular (...) Puede tener consecuencias en una inspección futura", advierte. Sólo unos meses después, en febrero de 2009, se lanza la primera emisión.
Se publicita un gran grupo y se ocultan las maniobras para no cumplir con Hacienda. "Para el cierre de QM (Quesería Menorquina) se ha realizado una factura de servicios para evitar pagar impuestos. El IVA de estas factura debería reembolsarse a QM y hay que vestir la factura a efectos oficiales", recomienda en 2010 el auditor.
Investigación abierta
La Fiscalía Anticorrupción inició entonces la investigación ante los indicios de que algo grave estaba pasando, pero no se dijo absolutamente nada. Los Ruiz-Mateos recurrirían a ingeniería financiera para dar siempre el resultado que más interesara para evadir al fisco, que seguía dándoles cuerda para tirar mientras que los inversores seguían cayendo en sus redes.
"Si había que dar beneficios, se daba. Y se había que dar pérdidas, pues igual. El papel lo aguantaba todo y los Ruiz-Mateos manejaban la empresa a su antojo", explica Joaquín Yvancos, su antiguo abogado. Aunque el director de auditoría, lógicamente, no es el responsable de las artimañas, sí que pudo haber incurrido en una presunta responsabilidad, de acuerdo con los expertos jurídicos consultados, al avalar las operaciones. "Había que dar siempre la sensación de que lo que se hacía era real", cuenta un antiguo directivo.
El sumario sobre la presunta estafa en Nueva Rumasa, por la que está imputado José María Ruiz-Mateos; su mujer, Teresa Rivero; sus seis hijos varones y un sobrino, Zoilo Pazos, desvela todas sus maniobras. La Fiscalía Anticorrupción está investigando si, como denuncian los inversores, se produjo un engaño, que de acuerdo con las pruebas encontradas hasta ahora parece evidente. Mientras se pedía dinero en el mercado para poner en marcha un gran grupo, los documentos de la contabilidad interna reflejaban una situación muy distinta: "Han vuelto a aumentar significativamente las incidencias en los pagos: hay frecuentes devoluciones de pagarés y constante de recibos, cuotas bancarias y de financieras en mora. Ha habido amenaza de corte de agua", cuenta Álvarez en su auditoría.
¿Y qué hacer? Lo más importante, según dice, es que han conseguido un aplazamiento con la Seguridad Social, con lo que a lo largo de 2010 no se pagó ni una sóla cuota. Al final, según cuenta Yvancos, todo directamente a la huchita, como denominaba José María Ruiz-Mateos al dinero que acumuló en Suiza: unos 600 millones.
Desahucio en Clesa
La administración concursal de Clesa, una empresa de Nueva Rumasa, procederá al desalojo efectivo de la fábrica de Madrid antes del 5 de marzo, en cumplimiento de un acuerdo alcanzado con Fuencarral Agrupanorte, filial de Metrovacesa propietaria de los terrenos donde se encuentra la planta, según consta en el informe concursal, al que tuvo acceso Europa Press.
En la actualidad, las instalaciones de Clesa, ubicadas en la calle Herrera Oria, están prácticamente vacías ya que no existe apenas maquinaria, ni muebles de oficina, ni tampoco trabajadores. Clesa será liquidada.