Empresas y finanzas

Insatisfacción en el trabajo: el margen de maniobra es pequeño para los que tienen empleo

  • Las empresas tienen ahora mayor poder de negociación que el trabajador
  • El lugar de trabajo es cada vez menos saludable para el empleado

Ante la situación de angustia económica, ha crecido el número de empleados que se encuentran más insatisfechos en su puesto de trabajo, sin embargo prefieren sacrificar su bienestar laboral ante la posibilidad de perder su actual empleo.

Mucha atención a estas señales:

- El índice Gallup-Healthways de Bienestar registró 47,1 puntos en agosto en una categoría titulada "satisfacción en el trabajo", la puntuación más baja desde que la medida se introdujo en enero de 2008.

Esto significa que menos de la mitad de los entrevistados investigados el mes pasado dijeron "sí" a cuatro preguntas: ¿Está satisfecho con su empleo? ¿Sus cualidades naturales están en sintonía con el trabajo que le han pedido hacer? ¿Su supervisor le trata como compañero? ¿Proporciona un ambiente de confianza y franqueza?

"Creíamos que habíamos llegado al fondo del pozo en el segundo semestre de 2010, cuando el índice se situó entre los 47 y 48,5 puntos", dice Dan Witters, director de investigación del índice. "Me sorprendería si disminuyera aún más, pero no sería la primera vez que me equivoco".

- Judith McKenzie, directora de clínica general del área de medicina ocupacional del Hospital de la Universidad de Pensilvania, se encarga de tratar las heridas diversas que tienen lugar en el trabajo: rotura de huesos, problemas de columna, lesiones por movimientos repetitivos, etc.

En los últimos meses, McKenzie ha observado dos tendencias: en primer lugar, el trabajador con algún problema de salud ha tardado más en buscar ayuda médica. En segundo lugar, insiste en volver lo más rápido posible a su puesto, porque quiere protegerlo. "Existe el temor de que, si pierde el empleo, no encontrará otro", dice McKenzie.

"No quieren llamar la atención sobre su problema, porque puede ser que el empleador esté pensando en disminuir la plantilla, por eso se esfuerzan en pasar desapercibidos".

Vuelta a despidos masivos

- Los despidos masivos están volviendo a los titulares: 12.000 empleos en Merck; 30.000 en Bank of America; 120.000 propuestos por el Servicio de Correos de EEUU y 1.000 (o más) en Goldman Sachs, son sólo unos pocos ejemplos.

Los despidos menos masivos son más frecuentes y, en general, tienen poca visibilidad. En el espacio de un mes, en la región de Filadelfia, Sara Lee anunció 63 despidos en su oficina local; J. C. Penney, 109; Cognis, empresa especializada en productos químicos, despidió 30 personas; y Liberty Resources, organización sin fines de lucro de ayuda a los discapacitados, 12.

- Según un artículo reciente de The Wall Street Journal, el fundador de Square, empresa de pagos por medios móviles de San Francisco, no sólo pidió a los empleados que renunciaran a las vacaciones, también llegó a pedir a un ingeniero que cancelara la fiesta de despedida de soltero para que pudiera cumplir el plazo de entrega de un producto nuevo.

En un artículo sobre el reportaje del periódico, Business Insider se preguntaba si "el desequilibrio entre vida profesional y personal" en Square ayudaba a la empresa a vencer a la competencia o llevaba al cansancio de los empleados.

Un lugar cada vez menos saludable

Así pues, en una época en que millones de personas están buscando un empleo, el lugar de trabajo se está convirtiendo en un ambiente cada vez menos saludable para aquellos que tienen trabajo o están intentando conservar el suyo. Esto se debe, sobre todo, al estancamiento de la economía, que reduce la ventaja de los empleados a la hora de exigir mejores condiciones laborales, hacer carrera dentro de la empresa o encontrar empleos mejores fuera de ella.

"En el pasado, cuando había despidos, las cosas no cambiaban mucho para quienes aún continuaban estando empleados", dice Peter Cappelli, director del Centro de Recursos Humanos de Wharton [Center for Human Resources].

"Hoy, sin embargo, la situación ha empeorado para todo el mundo. Las empresas no se limitan sólo a despedir a algunas personas y a dejar desamparadas a las que se han quedado. Estas últimas ven cómo aumentan sus responsabilidades, el número de horas trabajadas, se recortan los salarios y beneficios. Es natural que las personas estén estresadas e insatisfechas".

Los estudios que analizan la salud del empleado en el lugar de trabajo examinan la cuestión desde diferentes perspectivas. Uno de los ejemplos más conocidos es el Estudio Whitehall, que se inició en 1967 y concluyó diez años después, donde se analizó la incidencia de enfermedades del corazón y las tasas de mortalidad de 18.000 trabajadores públicos británicos del sexo masculino.

Los investigadores constataron que los hombres cuyos puestos se encontraban en el nivel más inferior -mensajeros, porteros etc.- presentaban una tasa de mortalidad tres veces más elevada que sus compañeros con puestos de mayor nivel (gente de la administración). En otras palabras, "quienes están en el nivel más bajo de la jerarquía enferman más fácilmente", dice Cappelli.

De forma más reciente, un estudio publicado este año, "Indicadores de mortalidad en el lugar de trabajo: 20 años de seguimiento de la salud del trabajador", llevó al profesor Arie Shirom, de la Universidad de Tel Aviv, a examinar el efecto del lugar de trabajo en la salud del trabajador.

La principal conclusión a que llegó fue que el riesgo de mortalidad era sustancialmente menor para aquellos que contaban con niveles más elevados de respaldo social por parte de los compañeros, es decir, de gente que trabajaba a su lado.

El estudio constató también que los niveles elevados de control sobre la ejecución del trabajo "definidos como "libertad percibida permitida [...] en las decisiones para cumplir con las demandas" del trabajo también reducían el riesgo de mortalidad de los hombres (pero aumentaban el de las mujeres, un descubrimiento que los autores del estudio dicen que puede ser debido a los diferentes tipos de trabajo ejecutados por hombres y mujeres).

Aunque las tasas de mortalidad sean claramente la evidencia más extrema del estrés provocado por el ambiente de trabajo y de la insatisfacción que produce, los achaques mentales y físicos también son cada vez más comunes: tensión alta, enfermedades del corazón, depresión, úlcera, Alzheimer, entre otras.

Al trabajador obligado a cumplir con largas horas de trabajo, a soportar jefes exigentes, compañeros sin espíritu de compañerismo y un trabajo que no le satisface se le suele recomendar que cambie de supervisor, busque otro empleo, abra una empresa propia o considere otros cambios decisivos. Actualmente, a causa de la situación económica, esas opciones son mucho menos plausibles.

A peor economía, mayor presión

Siempre que la economía empeora y las empresas se sienten más presionadas a tener un buen rendimiento, eso generalmente significa dos cosas, según Iwan Baranky, profesor de Gestión de Wharton: en primer lugar, el trabajador se ve en la obligación de ejecutar algunos trabajos aunque no le gusten.

En segundo lugar, se les puede solicitar que presenten algo nuevo que sea un éxito inmediato, aunque las limitaciones impuestas por el ambiente no le permitan darse el lujo de investigar más o hacer experiencias de ensayo y error.

"Eso hace que el trabajador se estrese mucho. Es como contratar a un artista y decirle que haga una obra maestra. Es poco probable que lo consiga".

Cuando el trabajador percibe que tiene poca autonomía en el trabajo y poca esperanza de encontrar un empleo nuevo, el resultado es que "las empresas adquieren mayor poder de negociación que el trabajador", dice Baranky. "Las empresas, en el argot de los economistas, compran la mano de obra en el mercado para llenar las posiciones de que disponen. Ellas tienen mucho poder de negociación en comparación con los trabajadores".

Por ejemplo, un empleado que esté buscando un empleo nuevo tendrá que incurrir en diversos costes. Los gerentes "pueden explotar eso, saben que no necesitan satisfacerlos deseos e insatisfacciones de los trabajadores porque buscar otro empleo sale caro. El trabajador es el eslabón débil de la negociación".

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