
Nueva Rumasa ha decidido cambiar de estrategia y pedir el concurso de acreedores de todas sus grandes empresas, incluidas algunas de su división hotelera, que estaba intentando en un principio vender. El futuro de Rumasa, a examen.
Una de las primeras en caer podría ser Maspalomas, la sociedad que realizó la tercera emisión de pagarés. La decisión se ha tomado después de que Santander y Cajasur hayan ejecutado los primeros embargos sobre los hoteles y La Caixa haya iniciado también el procedimiento judicial en el mismo sentido.
La gravedad de la situación es tal que, tal y como adelantó ayer elEconomista, la consultora Cristi+Co, a la que contrató Nueva Rumasa, para buscar comprador por los hoteles, se ha visto obligada a paralizar la desinversión al dudar de quién es el dueño real.
Aunque la familia Ruiz-Mateos dijo hace unos días que sólo iban a pedir el concurso de dos o tres compañías, la realidad parece desmentirlo. De momento lo han solicitado ya Clesa, Cacaolat, Carcesa, Dhul y la patrimonial Clecao. En los próximos días, al margen de los hoteles, lo harán también Hibramer, la sociedad José María Ruiz-Mateos y las bodegas Valdivia, Zolio Ruiz Mateos, Teresa Rivero y Complejo Bodeguero Bellavista.
Cascada de concursos
Serán como mínimo una docena las que se acojan a la antigua suspensión de pagos, aunque habrá más. En este sentido, Quesería Menorquina presentó ayer concurso de acreedores sólo una semana después de que el Gobierno balear aprobara una ayuda de un millón de euros para mantener la viabilidad de la planta y de sus 184 trabajadores.
Las fuentes jurídicas consultadas explican que la treintena de compañías que se ha acogido al preconcurso podría ir finalmente al concurso de acreedores. En algunas, como el Rayo Vallecano, dependerá sin embargo de que se logre o no la venta. Ignacio Muñoz, director de Comunicación del grupo, explicó ayer que el cambio de estrategia obedece a "medidas defensivas para proteger a algunas compañías y es necesario pedirlo para otras debido a que hay avales y préstamos cruzados".
Además de protegerse, la familia Ruiz-Mateos parece que ha emprendido toda una estrategia con el firme objetivo de dilatar los procesos judiciales. Ésa es la única explicación que desde fuentes jurídicas encuentran a la presentación del concurso de acreedores de Clesa. La empresa láctea acudió al decanato de los juzgados de Pontevedra (Galicia) para solicitar el concurso que será tramitado por el mercantil número dos de la misma localidad. Sin embargo, hace apenas un mes no fue ése el tribunal que escogió Rumasa para pedir el preconcurso. En esa ocasión, acudió al TSJ de Madrid, concretamente al mercantil número seis.
Desde un punto de vista legal, el concurso debería ser solicitado y tramitado en aquel tribunal en el que Nueva Rumasa decidió pedir el preconcurso. Y ahí es, precisamente, donde aparece la estrategia de dilatar el procedimiento judicial.
Una vez que el magistrado gallego estudie la documentación presentada por el holding de la abeja y decida aceptar la solicitud, cualquiera de las partes implicadas, y son muchas, pueden pedir que el procedimiento se traslade al lugar en el que fue solicitado el preconcurso. Toda la documentación tendrá que ser trasladada a los juzgados madrileños y un nuevo juez tendrá que estudiar la documentación.