Primero fue una drástica subida de los impuestos el pasado mes de diciembre. Luego, en enero, la prohibición de fumar en todos los restaurantes, bares y cafeterías. La industria tabacalera española considera que el Gobierno la ha arrastrado a una situación sumamente complicada y se ha cansado ya de permanecer en silencio.
Altadis, filial del grupo británico Imperial Tobacco, ha sido la primera en dar la voz de alarma. Si la situación continúa como hasta ahora, con un descenso de las ventas del 27 por ciento en los dos primeros meses del año, se verá obligada a acometer una drástica reducción de plantilla para ajustar su capacidad productiva. Y no es una cuestión baladí porque, si se suman los trabajadores de Logista, la multinacional emplea en conjunto a unas 6.000 personas en España.
Fuentes oficiales de Altadis han confirmado a elEconomista que ya han advertido al Gobierno de esta posibilidad. "No se trata de ninguna amenaza. Es un hecho. Aunque no hay en este momento ningún plan de reestructuración sobre la mesa, si la situación no mejora habrá que tomar medidas y así se lo hemos planteado ya al Ministerio de Economía y Hacienda", aseguran.
En este sentido, desde Altadis explican también que "una parte muy importante de nuestro trabajo es monitorizar constantemente nuestra posición con el fin de mantener nuestras estructuras adaptadas lo más posible a las necesidades. En estos momentos no tenemos ninguna decisión adoptada, pero estamos muy atentos a los negativos efectos que la presión fiscal y regulatoria están teniendo sobre nuestras ventas y negocio".
Tras acometer en los últimos años fuertes planes de reestructuración y reducción de plantilla, con el cierre de una planta con 338 trabajadores en Alicante hace dos años, Altadis conserva todavía cuatro fábricas en España, que ocupan a 1.500 trabajadores.
Una de cigarros mecanizados en Santander, otra de cigarrillos en Logroño, única fábrica del grupo para todo el mercado europeo, un centro de procesado de Palazuelo (Cáceres) y otro de transformación en Cádiz. "Somos la única gran tabacalera que sigue teniendo una presencia industrial en el mercado español y el Gobierno debe ser consciente de que las últimas medidas adoptadas ponen en peligro muchos empleos", explican las fuentes consultadas.
Caída de ventas
Altadis es, de hecho, una de las compañías que más está sufriendo en estos dos primeros meses del ejercicio. Sus ventas se redujeron durante estos dos primeros meses del año un 29,09 por ciento, siendo Fortuna y Ducados Negro las más castigadas, con una caída del 30,81 y 30,41 por ciento respectivamente. Imperial Tobacco considera que España sigue siendo un mercado absolutamente prioritario, en el que ocupa una posición de liderazgo, pero entiende también que para mantener la rentabilidad antes o después se verá obligada a tomar medidas.
Al igual que el resto de compañías del sector, la empresa está convencida de que el Gobierno deberá hacer algo porque los ingresos fiscales que provienen del tabaco, contrariamente a las previsiones de la ministra de Economía, Elena Salgado, se están desplomando.
Salgado había previsto ingresar este año 780 millones más con la subida de las tasas, cuando en realidad las arcas del Estado han recibido entre enero y febrero 100 millones menos que en el mismo periodo del año anterior.
Y, por si fuera poco, pese a que las ventas están cayendo, el consumo no lo está haciendo en la misma proporción y el contrabando se ha disparado. Aunque no hay cifras oficiales podría haberse multiplicado de hecho por cinco, hasta alcanzar el 5 por ciento del mercado, respecto al año pasado.
Cambios en la dirección
Una señal inequívoca de que la británica Imperial Tobacco quiere darle un nuevo impulso a su filial española es el reciente cambio en su alta dirección. La compañía incorporó a finales del pasado año a un nuevo presidente. Se trata de Dominic Brisby, que llegó a Imperial en 1999 y, desde entonces, ha desempeñado diferentes puestos directivos de ámbito internacional, incluyendo el cargo de director de mercado de Canarias entre los años 2003 y 2006. En 2007 fue nombrado director de mercado de la República Checa y en 2008 fue designado director general de Polonia.
Brisby tiene fama en el sector de ser un gestor duro al que no le tiembla el pulso a la hora de tomar una decisión difícil. El presidente de Altadis siempre ha sido partidario de una regulación del tabaco razonable y equilibrada aunque considera que la reciente subida fiscal es completamente excesiva y encaminada a convertir al fumador en un marginado social.
Eso sí, desde Altadis desechan la posibilidad de iniciar una nueva guerra de precios como la acometida en 2006 y más recientemente en 2010. Según fuentes de la la tabaquera, lo importante ahora es posicionarse en un gama de precio medio.