
La agonía financiera de Nueva Rumasa parece no tener límite. Después de que los ganaderos hayan cortado el suministro de leche e incluso Tetra Pack haya dejado de venderle ante los impagos el brik para los envases, ahora son las eléctricas las que han requerido a la familia Ruiz-Mateos que pague su deuda bajo la amenaza de cortarle la luz.
Según explican fuentes del sector energético, "las deudas no son muy altas, pero lógicamente hay que pagar y cumplir la ley. Les hemos hecho ya varios requerimientos y, en caso de que los impagos persistan, se acabará por cortar el suministro eléctrico a las fábricas".
El problema de fondo para la familia Ruiz-Mateos es que, tal y como están denunciando en los últimos días los trabajadores, las plantas se encuentran prácticamente paralizadas, con lo que el hecho de que haya o no luz es un problema menor. La situación es tan grave que la compañía está perdiendo ya los contratos que tenía todavía con las grandes empresas de distribución, sobre todo para la producción de la marca blanca.
Rescisión de contratos
Enric Ezquerra, director general de los supermercados catalanes Condis, explica que "en noviembre empezamos a tener problemas de suministro y, aunque hemos intentado aguantar lo máximo posible, al final ha sido insostenible y hemos tenido que buscar otro proveedor para nuestra enseña".
Y el problema, según dice, no les afecta sólo a ellos. "Hay otras cadenas a las que le ha pasado también lo mismo", asegura. Empresas como Clesa o Dhul estaban produciendo para El Corte Inglés, Carrefour, Eroski, Dinosol o Ahorramás, entre otros grupos, pero ante los incumplimientos reiterados son muy pocos los que mantienen los contratos firmados. De hecho, según explican fuentes sindicales, "hay empresas que están reclamando ya indemnizaciones por incumplimiento de contrato".
Mientras tanto, poco a poco van apareciendo nuevas noticias sobre pagos pendientes de Nueva Rumasa. Según informaba ayer Efe, la compañía propiedad de los Ruiz-Mateos todavía adeuda cerca de 1,4 millones de euros a Kraft por la compra de Quesería Menorquina, un importe que se cobraba mediante pagarés y se ha refinanciado en dos ocasiones, aunque últimamente se abonaba por el mecanismo de compensación. La operación de venta se produjo el 30 de junio de 2009, y según fuentes sindicales el precio acordado fue de 1,7 millones , aunque Kraft no ha querido revelar si éste era el precio pactado.
En la operación de Quesería Menorquina se incluía también un contrato de comanufactura por el que la planta de Maón entregaba anualmente a Kraft un total de 2.700 toneladas de queso fundido. El sistema de pago era el de pagarés, pero según fuentes de Kraft, Rumasa ha refinanciado esta deuda hasta en dos ocasiones, la última el verano de 2010.