La CNMV obligó a Ruiz-Mateos a paralizar la salida a bolsa de Cacaolat.
Nueva Rumasa ha provocado otra vez que salten todas las alarmas en la Agencia Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad Social. Hacienda está siguiendo de cerca los movimientos de la familia Ruiz-Mateos desde hace más de un año tras las primeras emisiones de pagarés.
Las sospechas de un posible caso de evasión de capitales -el conglomerado empresarial tiene sus raíces en Holanda y paraísos fiscales del Caribe- e incluso de blanqueo de dinero provocaron que unos meses después, en marzo del año pasado, se denunciara la situación ante la Fiscalía Anticorrupción, que procedió entonces a la apertura de diligencias.
Este organismo confirmó ayer que la investigación, que corre a cargo de los fiscales Alejandro Luzón y Juan Pavía, se está centrando en averiguar si ha habido una posible estafa con la captación de 140 millones de euros entre 5.000 inversores. No obstante, el Ministerio Fiscal insistió también en que el hecho de que las sociedades estén inscritas en territorio off-shore no significa por sí mismo que exista ya un posible delito de blanqueo.
La Agencia Tributaria quiere despejar cualquier tipo de duda y averiguar, fundamentalmente, si los Ruiz-Mateos han evadido dinero fuera de España. Ahora mismo, las dudas se centran sobre todo en la primera emisión, realizada por Carcesa el 23 de febrero de 2009 y en la que se captaron 70 millones.
La empresa sostiene que esa operación permitió la adquisición de siete compañías: Quesería Menorquina, Cadysa y cinco hoteles. Frente a esto, Hacienda y Anticorrupción investigan el dinero que podría haber sido desviado para otros fines, mediante préstamos cruzados con otras empresas del conglomerado. En la segunda emisión actuó como emisor Hibramer; en la tercera, Maspalomas Hoteles, y en la cuarta, la sociedad José María Ruiz-Mateos, antes de que se suspendiera por la entrada en vigor de la nueva ley que obligaba a la intervención de intermediarios autorizados por la CNMV en cualquier operación de deuda.
Las exigencias del organismo supervisor fueron las que impidieron además que Nueva Rumasa sacara a bolsa Cacaolat, tal y como anunció en 2009. Tras intentar primero una colocación en el parqué tras una escisión de Clesa, se planteó luego hacerlo en el MAB o incluso realizar una emisión de bonos. "El problema es que para salir a bolsa hay que cumplir la normativa, presentar cuentas auditadas y desnudarse ante el mercado", explican desde la CNMV. Y los Ruiz-Mateos, que llegaron a contratar a asesores financieros para la operación no parecían dispuestos a ello. Hoy, Cacaolat está en preconcurso.