Empresas y finanzas

Los bancos, en busca de la rentabilidad perdida, provocarán otra crisis en 2015

  • Podrían alimentar una nueva burbuja en las materias primas y en los emergentes

No todo ha sido optimismo en Davos. Mientras políticos y ministros de economía y finanzas se han centrado básicamente en debatir sobre la mejor manera de restaurar el crecimiento, frenar la inflación y hacer frente a los problemas de deuda soberana en Europa, el analista Barrie Wilkinson ha advertido de que los bancos podrían tener que hacer frente a otra crisis financiera en 2015.

Bloomberg recoge en su edición de hoy las principales preocupaciones de Wilkinson, especialista en gestión de riesgos de la consultora Oliver Wyman. Este analista acaba de publicar el informe La crisis financiera de 2015: una historia evitable, un documento de 24 páginas en el que describe cómo los bancos, no dispuestos a aceptar un menor rendimiento sobre el capital (o ROE), derivado de las mayores exigencias de capital, podrían alimentar una nueva burbuja al perseguir un alto rendimiento en materias primas o en mercados emergentes.

Asimismo, apunta a que la actitud de los reguladores, más  concentrados en sus restricciones sobre los bancos, podría conducir a la toma de riesgos en fondos no regulados, que también representan un peligro para el sistema.

En su informe urge a los ejecutivos de los bancos y a los accionistas a aceptar que los rendimientos del pasado no son sostenibles, y que deben mejorar su trabajo a la hora de supervisar los riesgos, sobretodo en aquellas áreas que producen ganancias más elevadas.

Por otro lado, Wilkinson recuerda que parte de los factores que provocaron la crisis, como una política monetaria de tipos bajos y unos desequilibrios comerciales, son en realidad ahora más peligrosos de lo que eran entonces.

Reducir el apalancamiento

A juicio de Wilkinson, los bancos deber reducir su nivel de apalancamiento. La verdadera prueba de esta reducción será una rebaja en los ratios ROE de toda la industria. Si no lo hacen, opina que existen riesgos ocultos en el sistema.

Tras la crisis de finales de 2007, principios de 2008 los gobiernos y los bancos centrales han gastado cantidades sin precedentes de dinero para rescatar al sistema financiero.

Parte de la preocupación de Wilkinson es que si el sistema se le permite volver a sus viejos hábitos, los gobiernos más endeudados no serán capaces de hacer frente a otra crisis, ya sea financiera o políticamente. "Si hay otra crisis bancaria, los gobiernos serán incapaces de estabilizar el sistema, pues se han gastado todo su arsenal en la última ronda de inyecciones fiscales", sentencia Wilkinson.

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