
La mayoría de las constructoras medianas españolas están preparándose para el baile de fusiones del sector, que ya ha empezado con la inauguración de Ezentis y Sedesa. El objetivo principal de todas estas empresas es unir fuerzas y hacerse grandes ante la sequía de obra civil que se espera que sufra el mercado español.
Y Sando no quiere perderse esa oportunidad. El grupo ha encargado a la firma N+1 que le busque una pareja para ese baile, informaron a este diario fuentes solventes cercanas a ambas compañías.
Pero esta tarea no es nada fácil. El pretendiente que lleve a la constructora e inmobiliaria a ese evento debe ser perfecto. Como dicen... mejor sólo que mal acompañado. Un portavoz de Sando señaló a este diario que no tiene un acuerdo con N+1 para ese asunto, mientras que la consultora declinó hacer cualquier comentario. No obstante, las mismas fuentes señalaron que la compañía lleva buscando una solución desde hace tiempo como medida preventiva para hacer frente a la futura situación de la construcción en España.
Una operación lógica
Como en todo baile siempre surgen rumores y algunos de ellos apuntaban a que uno de los posibles acompañantes del grupo malagueño iba a ser Isolux Corsán. Una habladuría que después se disipó. En los corrillos también se llegó a comentar que Sando hizo un amago de vender su inmobiliaria, es decir, quería un lifting para hacer caja. De esta manera, ganaría músculo financiero para hacer frente a los proyectos concesionarios, que son los que requieren más recursos propios al principio del contrato. Al final, ese rumor también se esfumó.
Por el momento, la compañía sigue esperando ese príncipe azul que le lleve al baile. Y quien mejor que N+1 se encargue de ello, ya que conoce perfectamente cómo es la compañía y su plan de negocio. Esta consultora le asesoró en el proceso de refinanciación de 1.500 millones de euros de deuda que Sando firmó el año pasado con sus entidades financieras acreedoras.
Con ese acuerdo, el grupo redujo su riesgo financiero en el sector inmobiliario al prorrogar los vencimientos de la deuda de ese mercado. De esta manera, puso los pilares para hacerse más grande en los próximos años en el negocio concesional, de hecho, esperaba crecer con el ambicioso programa que en ese momento preparaba el Ministerio de Fomento. Lo que ocurre es que Sando, al igual que sus compañeras, no se imaginaba que ese programa de inversiones iba a sufrir un tijeretazo.
Aunque la compañía cuenta con un negocio diversificado (servicios medioambientales, suministros y materiales y concesiones), sus ingresos dependen, principalmente, de dos actividades muy dañadas por la crisis económica como son la construcción y de la promoción residencial. Según los últimos datos hechos públicos por la empresa, la obra pública concentraba el 57% de sus ingresos. Además, su presencia internacional se limita a los países de Europa del Este, en concreto, a Polonia y Hungría, por lo que su actividad se concentra principalmente en el mercado nacional.
Ante el empeoramiento del mercado del ladrillo, más el financiero y las características del negocio de la compañía comentadas anteriormente, es lógico que Sando busque una media naranja para salir más fuerte de esta crisis. Sus compañeras ya lo han hecho.