Empresas y finanzas

Los espías de la SGAE se suben al autocar: viaje con su ipod

  • Las empresas de transporte denuncian el abuso de tarifas y ya no ponen música

¿Está planificando una escapada para la Semana Santa? Pues si tiene pensado ir en autocar y quiere disfrutar de buena música, siga un consejo: no olvide su ipod. Lo más probable es que, aunque usted no lo sepa, en el asiento de al lado, de forma disimulada, oculto quizás bajo una gabardina y leyendo despistadamente el periódico, viaje un espía de la SGAE, la Sociedad General de Autores y Editores. Así que, olvídese, la mayoría de los conductores tiene órdenes muy claras: la radio debe ir apagada y no se puede poner ni música ni películas.

Esa es, al menos, la recomendación que ha transmitido la patronal del sector, Fenebús, a todas sus empresas asociadas. José Luis Pertierra, director general de esta asociación, explica que "antes teníamos un convenio firmado con la SGAE que nos permitía poner música en los autocares, pero entonces empezaron a llegar otras entidades similares de otros coletivos para exigirnos también el pago correspondiente de los artistas, actores, directores de cine, productores... y no había dinero suficiente".

¿La solución? Fenebús optó por romper de forma unilateral el contrato y optar por la solución más radical: la de cortar con cualquier forma de entretenimiento para los pasajeros. Hace dos años se empezaron ya a dejar de poner películas y, ahora, se ha cortado también la radio, además de cualquier tipo de dispositivo musical de carácter público.

El problema fundamental es las tarifas, que en los últimos años se han disparado. En 2009 cada empresa tenía que pagar 1.265 euros por vehículo de transporte por carretera, lo que supone un 148 por ciento más respecto a los 511 euros que se pagaban en 2000. Y en el caso de los autobuses urbanos, el incremento es áun mayor, pasando en ese mismo periodo de 129 a 316 euros por vehículo.

Libertad de elección

"Cada empresa es muy libre de hacer lo que considere oportuno, pero nuestra recomendación, desde luego, es que se corte la música. Sobre todo después de que hayamos detectado la presencia de espías de la SGAE en los autobuses para vigilar que no se pone la radio", explica Pertierra en declaraciones a elEconomista. Según Fenebus, el problema se ha detectado, esencialmente, en las líneas regulares.

No obstante, la SGAE ha mantenido en los últimos años varios contenciosos por la música con empresas de todo tipo, como las dedicadas incluso al transporte escolar. En 2008, la Audiencia Provincial de Zaragoza condenó, por ejemplo, a tres compañías de autobuses aragonesas por poner música sin pagar las correspondientes cuotas cuando llevaban a los niños al colegio.

Y es que nadie escapa a la vigilancia extrema de las entidades de gestión. Su baremo de tarifas incluye compañías ferroviarias, marítimas, aéreas, además de establecimientos de cualquier tipo que cuenten con hilo musical, todas las fiestas populares e incluso los conciertos benéficos o la tuna. Y como la sed de recaudación de la SGAE ha dado sus frutos, hasta el punto de ser dueña de un gran imperio inmobiliario, el número de entidades de gestión que se apuntaron a la recaudación en virtud de la defensa de los derechos de cualquier creador se duplicó y el problema es que todos apuntan a las mismas víctimas.

Convenios

La SGAE mantiene, sin embargo, que la única patronal de los autobuses que ha abandonado el convenio ha sido Fenebús, estando aún vigente, según dice, con Anetra, Asintra y Fenadismer. La entidad asegura, en cualquier caso, que respeta "cualquier recomendación que haga Fenebús a sus asociados relacionada con la utilización de aparatos de música o vídeo en los autocares, lo que implica que la entidad debe hacer dejación de su labor y obligación de control de mercado respecto de las utilizaciones del repertorio".

Aunque los autores recuerdan que las reclamaciones que hagan otros colectivos son independientes de las que puedan realizar ellos, reconoce que se "tiene abierta una línea de negociación para consensuar un nuevo convenio sectorial en el que estén presentes todas las entidades de gestión". En su opinión, "precisamente, por el carácter de ventanilla única que se pretende dar a este nuevo convenio, su negociación está consumiendo un tiempo mayor que el que acontece en una negociación sectorial con una sóla entidad de gestión".

El problema para los autores es que los autobuses no son los únicos que han renunciado a la música para evitar pagar. Un club de fútbol, el Badalona, ha dejado de poner en los partidos su himno y en el pueblo Zalamea han tenido que cambiar la obra clásica de Calderón de la Barca: El alcalde de Zalamena.

La SGAE está intentando a toda costa buscar nuevas vías de financiación, entre otras cosas, porque la crisis está pasando una factura muy alta también a sus cuentas. De acuerdo con los datos provisionales que maneja la propia entidad, su volumen de negocio habría caído en el último ejercicio un 5,1 por ciento, hasta 317 millones de euros.

Las cantidad que se ha repartido a los socios cayó también un 6,1 por ciento, hasta los 346 millones de euros. La buena noticia para los autores es que ha aumentado, en cambio, el número de los que cobra: en 2008 fueron 31.557 y el pasado año 32.106.

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