
La seguradora estadounidense, controlada en un 80% por el Gobierno de EEUU, se anotó en el cuarto trimestre del año unas pérdidas netas de 8.900 millones de dólares, o 65,51 dólares por acción, frente a los 61.700 millones de dólares que perdió en el mismo periodo del año anterior. La compañía ha avanzado que podría necesitar más ayuda de Washington.
Las pérdidas ajustadas ascendieron a 7.200 millones de dólares, muy por debajo de 38.500 millones de dólares del cuarto trimestre de 2008.
Asimismo, señaló que durante el último año abonó 6.200 millones de dólares en tasas de interés y en gastos por amortización correspondientes al rescate federal que recibió.
¿Más ayudas del Gobierno?
La compañía ha informado de que provisionó 2.300 millones de dólares para su división de seguros y ha avanzado que podría necesitar más ayuda de la Administración de Barack Obama. Según indica en su comunicado a la SEC, sin ese posible apoyo adicional, "en el futuro podría existir una duda sustancial sobre la capacidad de AIG de continuar".
El consejero delegado de la compañía, Robert Benmosche, la empresa prosiguió con su plan de reestructuración, "estabilizando y reforzando el área de seguros y reduciendo la de productos financieros". Según explicó, para el futuro prevé una compañía más pequeña, centrada en las unidades de seguros globales de propiedades y seguros de vida de Estados Unidos.
Desde que salieron a la luz los graves problemas financieros por los que atraviesa tras ser rescatada en septiembre de 2008, AIG emprendió una estrategia de desinversión por la que ha vendido un buen úmero de activos. Entre las últimas operaciones, se encuentra la posible desinversión de parte de sus negocios en EEUU a MetLife. Esta transacción, que aún no está cerrada, podría reportarle a la aseguradora entre 14.000 y 15.000 millones de dólares, lo que supondría una importante inyección de capital.
A finales del pasado año, Benmosche aseguró hoy que necesitarían "al menos dos años" para conseguir los beneficios suficientes que le permitan devolver al Gobierno el dinero prestado, que asciende a 180.000 millones de dólares.