
El consejero delegado de Barclays, John Varley, intenta poner a Dios de su parte. Y no es que haya cambiado el traje de chaqueta por el hábito, sino que ha participado en un sermón en la londinense iglesia de St Martin-in-the-Fields, en el que ha afirmado ante los fieles, entre otras cosas, que las elevadas ganancias de las entidades no son obra del diablo.
El jefe del segundo banco británico ha asegurado que los bancos son la columna vertebral de la economía y que sus "beneficios no son satánicos". Tampoco considera que las recompensas a los ejecutivos de las entidades, los polémicos bonus, estén en conflicto con los valores cristianos. "El talento es voluble. Si no pagamos cantidades competitivas, huirá a otras compañías".
"¿Es la cristiandad compatible con la banca? Sí. ¿Y lo es con una buena recompensa? También", aseguró Varley en una entrevista concedida después de su sermón.
'Banker of a preacher man'
Varley no es el primero que se sube a un púlpito para defender la decencia de su sector. Brian Griffiths, consejero internacional de Goldman Sachs, y Ken Costa, presidente de Lazard International, ya habían dado charlas en sendos templos en los que habían invocado la cristiandad para defender un sistema bancario criticado por promover la falta de equidad en la sociedad y el enriquecimiento excesivo.
"El mandato de Jesús de amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos aprueba la defensa de nuestros intereses. Tenemos que tolerar las desigualdades como una forma de lograr una mayor prosperidad y más oportunidades para todos", recalcó Griffiths en su comparecencia ante los fieles asiduos a la catedral de St Paul.
'Bonus' divinos
Los bonus de los banqueros en la City de Londres podrían incrementarse un 50% este año con respecto a 2008, y alcanzar así los 6.000 millones de libras, según datos del Centro de Investigaciones Económicas británico.
Y no todos los ven como una buena obra del Altísimo. "El nivel de desigualdad entre los londinenses es sencillamente alucinante", sentencia Nicholas Sagovsky, teólogo canónico de la Abadía de Westminster.
Los banqueros tratan de calmar la ira de la opinión pública hacia la banca, acentuada desde el estallido de la crisis. Sin embargo, la jugada del púlpito puede ser contraproducente. "Es terrible decir cosas como esas en una Iglesia. Debería ser condenado por algo así", sentenció Neil Jameson, director de London Citizens, organización sin ánimo de lucro que lucha para endurecer las condenas a delincuentes, tras oir las palabras de Griffiths.
"A quién mucho le da, luego mucho le exige"
Chartres, el obispo de St Paul, aseguró que abrió las puertas del templo a los banqueros a pesar de que, según la Biblia, Jesús expulsó a los cambistas del templo de Jerusalén.
Considera que no es comparable. "Los cambistas estaban vendiendo sacrificios divinos, es decir, la idea de que puedes sobornar a Dios", señala Chartres.
Aunque, eso sí, el Obispo apunta que los ejecutivos de las entidades "tienen la obligación de ser muy generosos. Porque aquellos a los que mucho se les ha dado, se les exigirá mucho" en el reino de los cielos.