Hasta 12.000 millones podrían haberse ahorrado las cajas de haber tenido presidentes mejor preparados, según un estudio de dos profesores españoles de la London School of Economics.
Haber tenido un pasado político, no contar con estudios de posgrado y carecer de experiencia financiera equivale a tener todas las papeletas para no gestionar bien una caja. Sin embargo, ése es el perfil de muchos de quienes se sientan en las sillas de presidencia de estas entidades.
Según un estudio de Vicente Cuñar y Luis Garicano, profesores de la London School of Economics y miembros de la Fundación Dedea, referenciado en un artículo por el diario el País, "lo que más diferencia a una caja de un banco no es su naturaleza política sino la menor profesionalización de sus gestores".
Las cajas cuentan con 9.000 oficinas más que los bancos pero, sin embargo, su cuota de mercado es similar.
Los autores del estudio concluyen que gestionar entidades financieras es un duro cometido que requiere experiencia y piden que la reforma futura del sector incida en el camino de la profesionalización por el bien de la economía.