Primero fue la inyección de 85.000 millones de dólares del Gobierno. Luego, la tormenta de las primas de 165.000 dólares a los directivos. Y ahora, la primera aseguradora estadounidense vuelve a escandalizar por la decisión de su nuevo consejero delegado, Robert Benmosche, de pasar casi todo su primer mes de trabajo en la extensa villa que tiene en Croacia.
Benmosche, de 65 años, fue nombrado el pasado 10 de agosto y pocos días después se marchó al Adriático para supervisar la recogida de la cosecha de los viñedos de la finca que posee en el norte de Dubrovnik, informó el diario británico The Guardian.
Su ausencia de las oficinas de AIG ha sorprendido a Wall Street, pero el consejero delegado de AIG se defiende diciendo que "aunque la gente me critique por estar de vacaciones, en realidad empecé a trabajar sólo una semana antes de cuando tenía previsto cogérmelas". Además, afirma que sigue enterado de los negocios de la aseguradora, y que permanece en contacto con sus trabajadores.
En defensa de sus empleados
De hecho, también rompe una lanza a favor de los empleados de la compañía, y asegura que "se sienten heridos, avergonzados. Muchos de ellos han aprendido a vivir con miedo por lo que yo llamo una banda de linchadores".
Benmosche es el quinto CEO que se pone al mando de la aseguradora desde 2005. Después de haber tenido que ser rescatada, por los agujeros que dejó en su balance el asegurar a entidades financieras contra el riesgo de activos respaldados por hipotecas, AIG ha estado en el candelero por varios asuntos. Los más sonados fueron el escándalo de los elevados bonus que entregaba a sus ejecutivos y las suntuosas fiestas que ofrecía para sus responsables de ventas.