
Los avances hasta ahora en las variedades de remolacha, además de buscar más producción, se han centrado principalmente en encontrar variedades cada vez más tolerantes a enfermedades. Hacia finales de los 80 aparecieron las primeras variedades tolerantes a la Rizomanía, una de las enfermedades principales, y en los 90 llegaron las variedades preparadas para combatir la Rhizoctonia, un hongo que provoca la pudrición de la remolacha. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
La investigación ha permitido que ahora, el introducir una tolerancia a una enfermedad, no sea sinónimo de una bajada de producción si finalmente no hay ataque de la enfermedad. "Esta circunstancia que pasaba antes, es cosa del pasado. Las actuales variedades tolerantes a Nematodos y en menor medida, las nuevas de Rhizoctonia, se comportan igual tanto si aparece la enfermedad como si no, con la garantía para el agricultor de estar protegidos en caso de que la enfermedad aparezca", explica Javier Fuertes, responsable de Remolacha de la empresa de semillas KWS.
Mayor cantidad de azúcar
El objetivo de las variedades del futuro es aumentar la cantidad de azúcar por hectárea. La zona norte de España es la que mejores producciones de Europa tiene por hectárea y la "obsesión" del sector es que nadie nos desbanque. "Este año se sobrepasarán las 105 toneladas por hectáreas con el 16% de azúcar, lo que se traduce en unas 17 toneladas de azúcar por hectárea. El objetivo de la industria es alcanzar las 20. Es decir que el agricultor produzca unas 125 toneladas de remolacha tipo", anuncia Fuertes.
La conservación de este "cultivo social" pasa también por aumentar el porcentaje de azúcar que ahora esta situado de media entre los 17 y 18 grados. "Lo que se busca es procesar menos remolacha, pero al tener esta más concentración de azúcar, ahorrar en el coste de fabricación y trasporte -llevando más azúcar y menos agua en cada camión de remolacha-", apunta el responsable de KWS.
Aumentar la calidad
La calidad es otros de los factores que también está en el punto de mira de la industria. Hay un gran interés por aumentar este parámetro, que en la tabla de variedades recomendadas aparece en el apartado de pureza. En el futuro, la calidad de la remolacha va tener cada vez un mayor protagonismo. El Acuerdo Marco Interprofesional ya está valorando pagar un incentivo si se entrega remolacha de mayor calidad o pureza como se hace en algunos países de Europa. "El tema de la calidad es complejo porque para conseguirla no influye sólo la genética de la variedad, si no también, otros factores que pueden condicionarla como el manejo el cultivo, el abono, el suelo y la zona de siembra. La zona Norte de España tiene mejor calidad que la zona Sur de siembra otoñal. No se trata solo de la genética, sino que hay muchos más factores que influyen en la calidad Industrial", aclara Fuertes.
Otro de los factores en los que se trabaja es de cara a un futuro es mejorar la tara tierra que es la cantidad de tierra que suele ir adherida a la remolacha. Este factor supone un coste muy importante de cara a la entrega de la remolacha en fábrica. "Que una remolacha pase de tener de un 12% a un 10% de tierra pegada, en muchas toneladas, supone una cantidad de dinero muy importante para el agricultor. Cuanto menor penalización se consiga en el descuento, mejor, por ello se trabaja cada vez más en la línea de variedades más lisas que dificulten que la tierra se adhiera a la superficie de la remolacha", explica Javier Fuertes. El objetivo final es que el agricultor lleve hasta la fábrica más cantidad de remolacha, con menos agua y tierra pero a la vez con más contenido de azúcar para que toda la cadena ahorre costes y saque una mejor producción.
Variantes tolerantes a herbicidas
Tanto Bayer CropScience como KWS están desarrollando conjuntamente remolachas tolerantes a un herbicida inhibidor de ALS. Se trata de un novedoso enfoque no-transgénico que creará nuevas oportunidades para los agricultores remolacheros con un cultivo más sencillo, flexible y positivo para el medioambiente.
Este avance está basado en el desarrollo de variedades que son tolerantes a estos herbicidas, como ya ocurre en otros cultivos como el girasol. Este tipo de herbicidas tienen un amplio espectro de control de malas hierbas y facilitará mucho el cultivo de remolacha. Está previsto que estas variedades estén presentes en el mercado en los próximos años.