
La palabra talismán innovar no puede quedarse en una idea más o menos brillante, ha de transformarse en un producto, que sea comercializable y que aporte rentabilidad a la empresa. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Gestión
Esta es la idea fundamental de la jornada 'Desmitificando la I+D+i', organizada por APD Zona Norte y la alianza de centros tecnológicos IK4 Research Alliance, en este caso entre empresas vascas, pero cuyas conclusiones son extrapolables a todo el sector productivo español, independientemente del sector al que pertenezca, el mercado al que se dirija o el tamaño de la empresa.
Juan Otegi, director de Mercado de IK4, considera que hay una serie de frases/mitos que hay que desmontar en el mundo de la empresa, especialmente de las pymes que afirman que lo de innovar no va con ellas. Frente a "somos una empresa sencilla, sin grandes complicaciones" responde que ya nadie trabaja ahora como hace 15 años; Internet o los smartphones, lo han revolucionado todo y la globalización ha colocado a los productos chinos al otro lado de la calle. Un ejemplo muy ilustrativo para Otegi es el cambio dado en las tiendas de golosinas, de estar el tendero atendiendo a cada niño durante largos minutos, a las actuales tiendas de autoservicio en que el tendero cobra en pocos segundos. Otro ejemplo muy gráfico es cómo se ha evolucionado desde la tradicional sombrilla de playa a toda una gama de productos tipo minitiendas de campaña adaptadas a todo tipo de necesidades.
Tampoco vale el argumento "no tengo tiempo ni personal para innovar, lo que debo hacer es sacar mi negocio adelante", según el director de Mercado de IK4 eso implica el riesgo de no ver lo que ocurre fuera, en el mercado, lo que puede dejar a la pymes sin capacidad de respuesta. Tampoco comulga con la frase de que "sólo pueden hacer innovación las grandes empresas", hay ingentes ejemplos de micropymes que lo han hecho y la constatación de que entre las 900 empresas que trabajan con los centros tecnológicos de IK4 la mayoría son pymes. Otro argumento que desmonta Otegi es que "el que más sabe de mi negocio soy yo, no tiene que venir uno de fuera, de un centro tecnológico, a explicarme qué hacer", frase que bien podrían haber dicho los fabricantes de discos de vinilo que no pudieron adaptarse a la llegada de los CD y después a los MP3. Tampoco coincide con la afirmación de que "los centros tecnológicos son caros, lentos y no tienen un catálogo con lo que necesito", que aunque en materia de plazos los baremos sean diferentes, para una pyme tratar de desarrollar toda una tecnología en solitario generalmente es mucho más caro y para sacar provecho a la relación con un centro tecnológico primero la pyme tiene que haber hecho una reflexión interna de si está dispuesta a llevar a cabo el cambio que supone estar abierto a la innovación y a la colaboración.
Rentabilidad y red de contactos
Gorka Iglesias, responsable técnico de I+D del grupo Condesa -siderometalúrgica alavesa, con 11 plantas productivas en Europa y 1.500 trabajadores- tiene muy claro que para competir es imprescindible innovar y eso significa que innovar tiene que ser rentable. No se trata de buscar ideas, sino de sacar productos al mercado, que satisfagan al cliente y sean rentables para la empresa. Iglesias explicó que para innovar hay que implicar a toda la organización, ver las capacidades de estructura y económicas que tiene la empresa para afrontar este tipo de procesos, al tiempo que hay que asumir que implicará costes y que las ayudas públicas pueden ayudar a financiarlos, pero nunca por completo. Aboga claramente por innovar en colaboración con centros tecnológicos y con otras empresas para reducir riesgos y, sobre todo, para ampliar la red de relaciones de la compañía. "para mi la red de contactos que se generan es muy importante", recalcó.
Desde una perspectiva más práctica y centrada en la innovación considera que tiene que haber una persona claramente identificada para asumir y liderar los procesos de innovación; persona que ha de tener el apoyo claro de la empresa como del resto del equipo y que a la hora de definir proyectos ha de hacerse en función de las necesidades de la empresa y después buscar si hay ayudas o financiación pública y no al revés. Otra cuestión fundamental es preguntar a los clientes "qué necesitan", ya que innovar en lo que no necesitan no es rentable "se puede tirar abajo todo un trabajo por no hacer una pregunta a tiempo". Otra cuestión a estudiar muy bien en cada proyecto, especialmente en los colaborativos, es definir muy bien la letra pequeña de propiedad intelectual, explotación de los productos, etc.
Trasladar la idea al mercado
The Movie Virtual es una micropyme tecnológica guipuzcoana, de ocho trabajadores, nacida en el año 2000, que ha logrado atesorar 14 años de historia a base de reinventarse y de ver la forma de satisfacer al mercado. Sus primeros pasos se encaminaron hacia el desarrollo de tecnología para imágenes de 360 grados en tres dimensiones, para estar actualmente centrados en el desarrollo de tecnología online para el sector turístico. José Ignacio Torres, su director general, coincide plenamente con un gran grupo como Condesa, en que la innovación ha de servir para obtener productos vendibles y que sean rentables. "Nosotros hemos tenido muchos premios de innovación, pero de los premios no se vive", recalca.
Torres explicó que en el ADN de The Movie Virtual está la innovación, lo que no es óbice para que rentabilizar cada innovación no sea un gran reto. Dado el tamaño de esta empresa, en varias ocasiones, han desarrollado proyectos de innovación en colaboración con centros tecnológicos y con otras empresas. Pero insiste en que el gran salto de la innovación es llegar al mercado y ahí hay una nueva dificultad para las pymes, que pueden haber desarrollado un producto, en fase prototipo, pero pueden carecer de los recursos necesarios para llevarlo al mercado. Por eso aboga por que los apoyos públicos se pudieran también extender a la fase de lanzamiento de la innovación al mercado.