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Exportaciones: ¿pinchazo puntual o aviso de involución?

  • La devaluación interna ha hecho de España un país más pobre y barato
Foto: Archivo

Aunque es verdad que el dato de un sólo mes no marca tendencia, la caída nominal del 2,2% en nuestras exportaciones de noviembre si debe servir para dar un toque de atención y para evitar que el pinchazo puntual pueda convertirse en el principio de una involución en el, hasta ahora, brillante recorrido de nuestro sector exterior y especialmente de nuestras ventas en los mercados internacionales.

Porque, a pesar de que en el dato de noviembre confluyen una caída del 1,3% en los precios y factores estacionales, lo cierto es que este retroceso exportador viene precedido por una evidente desaceleración en las tasas de crecimiento registradas desde el inicio del segundo semestre, con la excepción sola de septiembre, y se enmarcan en el contexto de debilidad que atraviesan las economías de la zona euro, a dónde se dirigen todavía el 49% del total de las ventas españolas fuera de nuestras fronteras.

Descensos en Francia y Alemania

Los descensos del 6,4% en Francia y del 7% en Alemania, nuestros dos primeros clientes en el mundo y destino de más de la cuarta parte de nuestra exportación total, obligan a acelerar con urgencia los procesos de diversificación y apertura de mercados más allá de los confines de la Unión.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que esta especie de boom exportador que en los dos últimos años ha sido uno de los motores que ha permitido mantener a flote el buque de la economía patria se ha sustentado en buena parte sobre una mejora de la competitividad vía precio, por la caída de los costes de producción, fundamentalmente los salariales. Una devaluación interna que ha convertido a España en un país más pobre y más barato, siendo este también otro de los factores clave en el fuerte crecimiento de las inversiones extranjeras.

Claro que esta situación competitiva, más propia de países emergentes que del mundo desarrollado al que pertenecemos, no puede mantenerse permanentemente y sólo la inversión en tecnología, calidad, diseño y marca, además del aumento de la base exportadora son el seguro de continuidad de nuestra posición competitiva a medio plazo. Ese es el reto y eso es lo que se espera ahora de las administraciones, además de sensatez para garantizar la unidad de mercado y la estabilidad jurídica.

José María Triper, corresponsal económico

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