Editoriales

La incertidumbre marca el plan Juncker

El presidente de la Comisión Europea dio ayer el último paso para que el plan de estímulos que anuncia desde julio arranque. Jean-Claude Juncker presentó a la Eurocámara su estrategia para, con una chispa de 21.000 millones en garantías públicas, desencadenar un aluvión de inversión privada de 315.000 millones. El argumento que sirve de base al plan es cierto: urgen estímulos, pero hay que controlar los déficit públicos y conviene aprovechar la liquidez que ya inunda la Unión. Ahora bien, por cuantioso que sea el capital disponible, es difícil movilizarlo con la desconfianza que reina en una Europa que apenas se libró de la recesión. Si el BCE no actúa, y los Estados no siguen con las reformas, cuesta tener fe en el multiplicador de Juncker.

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