Con las aplicaciones para móviles llega la competencia al sector del taxi. Un fenómeno que, a pesar de las protestas que ayer suscitó entre los taxistas de toda Europa, viene para quedarse. Uber es una de estas aplicaciones que busca conductores privados para el transporte de viajeros. Los taxistas denuncian intrusismo, pero la realidad es que la falta de competencia y la regulación estricta les impide mejorar en su negocio, crear sus propias plataformas y hacer ofertas de precios más atractivas para sus clientes. La comisaria Neelie Kroes dice que el sector debe adaptarse a las nuevas tecnologías y tiene razón. También es preciso que estas aplicaciones cumplan con el pago de impuestos y los requisitos que se exigen al servicio que prestan los taxis.