Editoriales

Editorial: Draghi admite que comprará deuda

Las presiones sobre el BCE desde distintas instancias se habían multiplicado en la última semana y comenzaba a cundir la impaciencia. Incluso desde medios anglosajones se empezaba a criticar al gobernador del BCE por hablar, pero no hacer. Sin embargo, Mario Draghi habló y sus palabras -"hay unanimidad en usar medidas no convencionales si la situación lo requiere"- una vez más fueron suficientes para espolear euforia en los mercados. El Ibex rompió resistencias y la próxima meta son los 11.000.

No adoptó ninguna medida, pero Draghi dejó claro que tiene en mente hacerlo y que por primera vez se ha tratado la posibilidad de comprar deuda -el Quantitative Easing que tan buen resultado le ha dado a la Fed- aun cuando se salga de la ortodoxia del BCE. Hay preocupación porque Europa caiga en una senda de deflación que ahogue su débil crecimiento, más cuando la periferia de la UE soporta elevados niveles de deuda que empeorarían de producirse bajadas de los precios.

Hace tiempo que estos países entre los que se encuentra España desean que el BCE actúe. La novedad es que Alemania ha cedido. El Bundesbank ya no se opone a que se inyecte dinero en la UE, porque a las exportaciones germanas les conviene un euro algo más bajo y nadie desea la deflación. El mayor temor del BCE es que un estancamiento prolongado de los precios se vuelva estructural. Draghi volvió a comprobar que su palabra sigue teniendo fuerza y los mercados creen que va a cumplirla. Pero esta vez se precisan algo más que palabras, hay que poner dinero en circulación, aumentar la masa monetaria en la Eurozona, que es la única forma de conjurar la deflación si la caída de precios se prolonga.

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