Editoriales

Editorial: España debe jugar la baza del gas

Tras la reforma eléctrica, el Ministerio de Industria se dispone a acometer la reforma del gas. La idea es evitar que el déficit siga creciendo. A pesar de que desde el sector se asegura que no se trata de un agujero estructural, ya hay acumulados 645 millones. Esta cifra se puede incrementar en unos 200 millones más si se incluyen los costes del almacenamiento Castor. Un cúmulo de desatinos, cuyo coste de construcción pasó de 500 a 1.700 millones. Con independencia de la incidencia en el consumo de gas de las variaciones que provoca la metereología, es necesario proceder a una reorganización de un mercado que muestra un exceso de capacidad.

En este sentido, José Manuel Soria prepara un ajuste más suave que el aplicado a las eléctricas en función de que el mercado del gas tiene un riesgo superior por la posibilidad de los usuarios de desconectarse de la red. Aun así, el número de clientes sigue subiendo cada año. La reforma va a introducir elementos de mercado, necesarios porque el sistema arrastra deficiencias que incrementan los costes fijos, que no bajan aunque se reduzca la demanda.

El cambio es oportuno para poner en las mejores condiciones al sector en un momento en el que Europa quiere reducir su dependencia del gas ruso. España debe poner en valor su capacidad para convertirse en una nueva vía de abastecimiento de gas para la UE. De hecho Rajoy planteó este asunto en la última cumbre europea, aunque sin mucho éxito. Hay que vencer la oposición de Francia que también aspira a convertirse en el suministrador de Europa y constituye para nosotros un auténtico cuello de botella. Ello obliga a que Gobierno y sector se pongan de acuerdo sobre la reforma y la aceleren al máximo.

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