El envejecimiento y la mayor esperanza de vida ponen en jaque a los sistemas de pensiones públicos y privados, que están condenados a confluir en un modelo mixto para ser sostenibles y procurar pensiones suficientes. Hacienda ha descartado de la reforma fiscal crear una cuenta jubilación, en la que el ahorrador pueda incluir todo tipo de productos financieros destinados a completar su pensión pública.
Un mecanismo que ya funciona con buenos resultados en EEUU y Reino Unido. El sistema español de pensiones necesita desarrollar el ahorro individual para la jubilación. Un asunto que contempla el pacto de Toledo, pero constituye un verdadero tabú para los sucesivos gobiernos. Tal vez porque no se atreven a explicar a los ciudadanos que el aumento del número de pensionistas que se espera en los próximos años obligará a reducir las pensiones.
El recorte ya ha empezado con una revalorización anual de las prestaciones desligada de la inflación y con la ampliación progresiva a 25 años del periodo de cálculo y de la edad legal de retiro hasta los 67. Recortes que se acentuarán cuando en 2019 se empiece a tener en cuenta la esperanza de vida tras la jubilación para calcular su cuantía.
Todo ello indica que las pensiones cubrirán menos porcentaje del salario que se percibe cuando se está en activo. Para mantener el nivel de vida hay que ahorrar. El Gobierno tiene la obligación de abordar este asunto, si como dice le interesan los pensionistas, que no son sólo los actuales, sino quienes ahora con sus cotizaciones mantienen el sistema. Hacienda está a tiempo de actuar y no conformarse con bajar las comisiones a planes de pensiones. Eso es calderilla, cuando lo que se necesita es una reforma profunda del ahorro para la jubilación.
