Editoriales

Editorial: Pemex no pierde el tiempo

La compañía pública mexicana, Pemex, negocia con la argentina YPF la explotación del yacimiento de Vaca Muerta en el país andino. Emilio Lozoya y Miguel Galuccio, sus respectivos presidentes, no han perdido el tiempo. Apenas han transcurrido veinticuatro horas desde que el consejo de administración de Repsol diera su beneplácito al acuerdo de compensación por su expropiación en Argentina, alcanzado con la mediación de los gobiernos de España, Argentina y México. En este asunto, además de encontrar una solución rápida al conflicto de la española con YPF, pesaban otros intereses que pronto empiezan a salir a la luz.

El presidente de Pemex, cuya empresa tiene el 9,8% de Repsol, ha criticado abiertamente la gestión y hasta el sueldo de Antonio Brufau. Actitud que el representante de la mexicana mantuvo durante la reunión del consejo de administración de Repsol y por la que fue amonestado. La alianza entre Pemex y Repsol implica el apoyo a la dirección de la española. Pero Emilio Lozoya no se ahorra desplantes -a pesar de que reafirma su intención de permanecer en la petrolera española- y su negociación con YPF constituye uno más.

El contencioso de Repsol con esta última se había convertido en un obstáculo para que Pemex entrara en Vaca Muerta. Esto explica el ataque de Lozoya en el Parlamento a la gestión de Brufau, pues formaba parte de la confabulación que había pergeñado para eliminar trabas e iniciar conversaciones con YPF. Lozoya, en un claro gesto de deslealtad, no ha respetado los compromisos de su alianza con Repsol. Por eso, una vez aprobado el preacuerdo -pendiente de la importante letra pequeña- Repsol debe estar alerta ante el alcance que pueden tener estos movimientos de Pemex.

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