El BCE ha impuesto sus sabuesos a España para que participen en primera línea en la auditoría al sistema financiero español, consecuencia de la reforma aprobada el viernes pasado. Luis de Guindos, que dio explicaciones en Bruselas a sus colegas comunitarios, tuvo que admitir la presencia de los auditores de Draghi. Esta decisión conlleva una pérdida de soberanía, pero como contrapartida dejará meridianamente clara la situación de los balances de las entidades españolas y disipará las dudas. Otra consecuencia es la pérdida de relevancia del Banco de España en el proceso. Fernández Ordóñez ha sido elegido por el PP como cabeza de turco del conflicto financiero, pero hay que reconocer que el papel que ha jugado y su inacción le dejan fuera de juego.