Ya era hora. Un juez ha ordenado el embargo del patrimonio del clan de los Ruiz-Mateos para atender las deudas que tienen con el Estado, la Seguridad Social, los acreedores y los más de 4.100 confiados inversores que adquirieron los engañosos pagarés de su entramado empresarial. Es una prueba más de que la familia cuenta con bienes y dinero para responder.
No se trata sólo de los nada menos que 220 inmuebles, obras de arte y coches de lujo recién embargados, sino del dinero desviado a Suiza que ha de localizarse con la colaboración de la Interpol. La decisión de la Audiencia Nacional va en la buena dirección, así como el impedimento de su salida del país, pero hay que actuar con premura, para que la familia no prosiga con sus tejemanejes y dilaciones.