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Bernanke gana un voto de confianza para su reelección

La reunión anual de los principales banqueros centrales del mundo en Jackson Hole ha dejado un voto de confianza para Ben Bernanke, que afronta el fin de su mandato como presidente de la Fed en enero.

Nadie ha hablado de ello abiertamente en las conferencias, pero en los corrillos todo el mundo se ha mostrado favorable a su reelección y convencido de que la obtendrá.

Ahora bien, lo extraño habría sido lo contrario: es normal que sus colegas apoyen a Bernanke. Martin Feldstein, el conocido economista de Harvard y candidato él mismo a sustituir a Bernanke, explica que los banqueros centrales admiran los pasos agresivos y fuera de los manuales que tomó el presidente de la Fed en otoño pasado tras la quiebra de Lehman Brothers. "Ben llegó a la Fed como un superexperto en política monetaria fundamental, pero ha ido mucho más allá con sus políticas creativas", afirma.

El apoyo a Bernanke también es generalizado en Wall Street, donde 42 de 43 economistas encuestados por el The Wall Street Journal opinan que debe ser reelegido. Pero este apoyo tampoco es unánime. El principal obstáculo para un segundo mandato está en el Congreso, que puede forzar la mano de Obama.

Y tampoco tiene un apoyo unánime entre los banqueros centrales. Algunos participantes en la conferencia han criticado a Bernanke por inundar el sistema financiero con demasiado dinero, lo que provocará inflación en el futuro. A otros les preocupa que se haya cargado la independencia de la Fed al trabajar tan cerca del Tesoro en el rescate de AIG o Bear Stearns. Hasta el propio Trichet le metió un rejón el sábado al soltar que las expectativas de inflación y los tipos de interés reales se han mantenido más estables en Europa que en EEUU desde que empezó la crisis.

Las dos razones para apostar por Bernanke

Hay dos razones principales por las que el grueso de los colegas de Bernanke apuesta decididamente por su renovación. La primera es que sus esfuerzos por resucitar a los mercados y a la economía tras lo de Lehman han evitado un desastre mayor, lo cual justifica los riesgos en que ha incurrido (notablemente, el de la inflación).

La segunda es que, con la economía todavía débil, los mercados vulnerables y la Fed afrontando la dificilísima decisión de cuándo retirar los estímulos, sería demasiado arriesgado cambiar de liderazgo ahora. Para muchos, es impensable que, en un momento tan delicado, Obama se arriesgue con lo bueno por conocer antes que aferrarse a lo malo conocido.

Ahora bien, el rechazo popular -la gente sigue sin perdonar a la Fed que rescate a los banqueros con sus bonus y que no le preocupe el explosivo aumento del paro- y el del Congreso pueden impedir que finalmente sea renovado. "Al final, no son decisiones que tomen los economistas, sino los políticos", sentencia Allen Sinai, fundador de Decision Economics y participante en las conferencias de Jackson Hole.

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