
Desde que el pasado 11 de diciembre el Tribunal del Distrito del Sur de Manhattan acogiese la primera demanda presentada por el regulador estadounidense, SEC, contra el gestor de fondos Bernard L. Madoff, el juez Louis L. Stanton no ha dado a basto. Mientras a día de hoy existen cuatro casos abiertos en dicha corte contra el que fuera presidente del Nasdaq, las desgarradoras peticiones de sus víctimas, algunas de ellas de lo más ingénuas, siguen amontonándose en las carpetas del caso.
Cabe destacar que no todos los afectados por este escándalo son multimillonarios, si no que en muchas ocasiones se trata de familias convencionales que han visto los ahorros de toda una vida, desvanecidos de la noche a la mañana.
Entre los casos personales que más llaman la atención se encuentra el del inversor, Anthony Sciremammano, su esposa María y su hija Toni. La familia de Long Island perdió cerca de dos millones de dólares tras poner buena parte de sus ahorros en manos de Madoff, por eso se ha unido al grupo de afectados en demandar al que fuera uno de los gestores más deseado de Wall Street.
Sciremammano, dueño de una fábrica de transmisiones, demandó a Madoff el pasado 30 de diciembre y entre las pruebas presentadas ante el juez adjunta dos cartas enviadas, fechadas un día después de la detención de Madoff, a una de las empleadas del gestor, Jodi Crupi, en las que exige que se le envie un cheque por el valor total de 1.729.031 dólares. Claro está que el dinero nunca fue devuelto.
Una larga lista de víctimas
La ingenuidad de las víctimas de todo este asunto llama soberanamente la atención. En la demanda abierta por la SEC se adjuntan, al menos, tres misivas de clientes de Madoff, uno de ellos, Walter F. Burberry, exige al juez Stanton que se le remunere a su cuenta los 325.000 dólares que invertió a través de la compañía de Madoff.
Otro de los casos individuales que llama la atención es el de Daniel y Suzanne Goldenson, un matrimonio que tras 45 años de duro trabajo ha perdido un total de 2,5 millones de dólares, entre ellos sus fondos de pensiones, en este escabroso fraude. Los Goldenson fueron víctimas de las inversiones realizadas por el fondo Ascot, gestionado por J. Ezra Merkin, amigo cercano de Madoff. En ningún momento el matrimonio fue informado que el total del dinero invertido iba a parar a manos del Madoff y, para colmo, pagaron impuesto sobre beneficios que a día de hoy no existen.
La respuesta para todas las quejas ha sido la misma. Una carta del juez Stanton firmada por su secretario, Matthew Daly, en la que se afirma a los afectados que deben dirigirse a la Corporación de Protección de Inversores, SIPC por sus siglas en inglés, para reclamar cualquier tipo de remuneración.
Las indemnizaciones llegarán en uno o dos meses
Durante una entrevista con la agencia de noticias Bloomberg, Stephen Harbeck, presidente de la SIPC, aseguró que las primeras indemnizaciones podrían comenzar en "uno o dos meses" siempre y cuando la localización del efectivo sea factible. "En algunos casos, los clientes deberán esperar varios meses", añadió.
La SIPC es un grupo creado por entidades de inversión, con sede en Washington, que actúa como tesorero a la hora de recuperar fondos en casos de desparición de valores. Los fondos de la organización garantizan hasta un total de 500.000 dólares por cliente, 100.000 de los cuales pueden cobrarse en efectivo.
Sin embargo, la magnitud del caso Madoff supone un reto para el organismo, que sólo cuenta con 1.600 millones de dólares en activos y una línea de crédito por valor de 1.000 millones de dólares de parte del Departamento del Tesoro estadounidense.
Con este panorama hay que tener en cuenta que una persona que haya perdido alrededor de 100 millones de dólares sólo recuperaría 500.000 dólares, lo que hace pronosticar que quizás la SIPC no tenga que acudir al Tesoro o al Congreso de EEUU para obtener financiación alternativa. Aún así, desde el pasado 2 de enero el tesorero que gestiona la liquidación del fondo de Madoff ha distribuido cerca de 8.000 documentos para requerir indemnizaciones entre los damnificados.