Economía

La apertura del transporte en Francia enfrenta a Macron con sus votantes

  • La confianza en el presidente languidece entre paros y protestas
Protesta contra Macron en Francia. Reuters.

El presidente francés, Emmanuel Macron, atraviesa el momento más delicado de su mandato desde que fuese nombrado como jefe del Elíseo en mayo del pasado año.

La reforma de la empresa estatal que explota los ferrocarriles en el país, la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNFC), abanderada por el Gobierno ha generado un cisma entre los trabajadores de la compañía, que ven en ello un proceso de privatización del servicio, y amenazan la estabilidad del Ejecutivo de Macron con huelgas que ya lograron paralizar las conexiones ferroviarias durante la pasada semana.

El propio ministro de Economía galo, Bruno Le Maire, reconoció la pasada semana en Madrid que la situación en Francia es "tensa" por las reivindicaciones de los empleados públicos, aunque insistió en la idea de que el Ejecutivo llegará hasta el final de la reforma, que por un lado pretende la apertura de la compañía a inversiones privadas y el cese de la contratación de empleados públicos del ferrocarril.

No en vano, a parte de la normativa europea que insta a Francia a acometer este proceso en favor de la libre competencia en el sector de los transportes, la situación financiera del SNFC invita a tomar medidas correctoras.

En un foro junto con su homólogo español, Le Maire explicó la pasada semana que "la empresa de ferrocarriles pierde 3.000 millones de euros cada año", con una deuda que asciende a los 46.000 millones de euros. Por lo tanto, asegura que es necesario abordar este periodo "con serenidad pero sabiendo que no vamos a parar en nuestro objetivo", asegurando que es una tarea que lleva 30 años pendiente y que esta situación es "irresponsable", sabiendo que el mercado se abrirá a la competencia próximamente.

"El SNFC es propiedad de los franceses y nosotros tenemos que poder ofrecer un mejor servicio. No buscamos un conflicto, solo que funcione mejor", afirmó Le Maire.

Desgaste del Gobierno

Con este telón de fondo, el diario francés Les Echos publicó la pasada semana una encuesta que arroja el impacto negativo de las huelgas en la imagen del Ejecutivo de Emmanuel Macron. Así, el índice de confianza del presidente bajó al 39% en las últimas fechas, dos puntos porcentuales menos que hace un mes. Y más allá, la aceptación entre los directivos del país se encuentra en máximos al situarse en el 65%. Pero el descalabro llega entre sus votantes, la mayoría de clase media y donde su aprobación ha caído seis puntos, hasta el 41%. Entre la clase trabajadora la confianza apenas llega al 27%.

No obstante, en estos días se ha conocido por un estudio de Ifop que más de la mitad de los franceses (51%) reconoce que la reforma del servicio público de transportes es necesaria. En este sentido, otra encuesta de Elabe refleja como hasta un 76% de los ciudadanos cree que la apertura de las líneas será bueno para los usuarios, mientras que un 64% también lo considera positivo para el estado de la red ferroviario. Sin embargo, solo el 54% de ellos ve un beneficio para la empresa pública SNFC.

La misma suerte parece estar corriendo la confianza en el primer ministro, Edouard Philippe, quien habiendo sido hasta ahora la cara visible de la reforma de la SNCF, pierde enteros en línea con el del jefe del Estado, con un 35%, lo que supone un descenso de 2 puntos porcentuales.

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